Hace unos días, se conoció que la misión india Chandrayaan-3 podría haber detectado un posible terremoto lunar. El Instrumento para la Actividad Sísmica Lunar (ILSA), que “busca medir las vibraciones del suelo generadas por terremotos naturales, impactos y eventos artificiales”, según la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO, por sus siglas en inglés), registró dos eventos de este tipo.

Aunque aún se está investigando la causa de este evento, aparentemente natural, científicos creen que se podría tratar del primer registro de un terremoto lunar desde la década de 1970. En ese momento, astronautas de la misión Apolo pusieron sismómetros en la superficie de la Luna.

El objetivo era entender mejor los terremotos lunares, que son distintos a los que suceden en la Tierra. Por ejemplo, se cree que, a diferencia de nuestro planeta, donde son provocados por placas tectónicas, en la Luna algunos terremotos son causados porque la gravedad de la Tierra provoca tensiones de marea sólidas en la Luna. Estas se agrietan, haciendo que los trozos se rocen, y dando lugar a terremotos.

Como resultado del ejercicio hecho son los seis sismómetros, los científicos han logrado determinar, desde entonces, que existen cuatro tipos de terremotos lunares: Profundos, superficiales, térmicos y los derivados del impacto de meteoritos.

Pero ahora, un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de California (Caltech) analizó nuevamente los datos de los instrumentos y descubrió el origen de unas señales que se repiten cada mañana lunar y que no se podían explicar por causas naturales.

El nuevo estudio, publicado en la revista JGR Planets, analizó los datos recopilados por tres sismógrafos colocados por la tripulación del Apolo 17 a unos cientos de metros de su base. Además de determinar que los terremotos lunares se producían con regularidad, todas las tardes, cuando la superficie lunar comienza a enfriarse de nuevo, lograron determinar el origen de algunos de los terremotos.

Al parecer, vienen del módulo de aterrizaje del Apolo 17. “Cada mañana lunar, cuando el Sol golpea el módulo de aterrizaje, empieza a estallar”, dijo en un comunicado Allen Husker, profesor investigador de geofísica y coautor del nuevo estudio. “Cada cinco o seis minutos otro, durante un período de cinco a siete horas terrestres. Eran increíblemente regulares y repetitivos”.

Cada vez que el Sol ilumina el módulo de aterrizaje, este se expande y empieza a vibrar. Eso es lo que da lugar a las señales regulares que identificaron los investigadores de Caltech. Si bien no se tratan de terremotos asociados a la Luna, como tal, su identificación sí aporta al conocimiento general sísmico sobre la Luna, agregaron los científicos involucrados en el nuevo estudio.

elespectador.com

Conéctate con Formato7:

APUNTES | Los cambios que vienen