Si en el equipo de Xóchitl Gálvez no habrá “ni huevones, ni rateros, ni pendejos” -la regla de oro en toda su carrera política-, ¿qué piensa hacer entonces con las dirigencias de los partidos que la postulan?

Además, tendrá que buscar con lámpara de Diógenes a quienes integrarán su gobierno y no dejará piedra sobre piedra de la 4T, donde abundan los personajes con esas tres características.

En su primer discurso como coordinadora del Frente Amplio por México, Xóchitl Galvéz arrancó tirando chingadazos, lo que le valió el aplausómetro de la clase media. Su discurso directo y sin retórica busca presentarse como la némesis del Presidente, es decir, todo lo que López Obrador no es.

Así, frente al consabido dogma de “no mentir, no robar y no traicionar”, la Gálvez propone «no dividir, no ofender y no engañar al pueblo», algo que YSQ suele hacer cada mañana desde el púlpito presidencial.

Aunque atractiva, es una frase muy arriesgada. Tiene muchas lecturas. En principio, es una oferta muy alta; si cualquier cercano colaborador –incluyendo por supuesto a los dirigentes partidarios- manifiesta cualquiera de estas tres “virtudes”, será el pretexto ideal para acusar que miente. Tendrá que sacudirse muchos lastres.

El otro tema es que es una frase que puede resultar un arma de doble filo para quienes desde el morenismo amenazan con que los pobres y ricos perderán el dinero que reciben a través de los programas sociales, ya que Xóchitl los considera “güevones”. ´

A esta opinión mucho ha abonado el lenguaraz del ex presidente Fox, quien por cierto califica en al menos dos “virtudes”.

Una más. Xóchitl marca otra diferencia con AMLO. Mientras nuestra cabecita de algodón exigía a sus colaboradores 90% de lealtad y 10% de capacidad, no importaba si se trataba de una horda de huevones, rateros y pendejos, la Gálvez apostará por la responsabilidad, la honestidad y la inteligencia, aunque en ello tenga que enfrentarse a los barones dueños de los partidos políticos.

El discurso de Xóchitl Gálvez es mucho más atractivo, espontáneo y realista que el aburrido ronroneo de Claudia Sheinbaum, quien después de un año, ya no logra hilvanar una idea nueva. Con todo el Estado a su favor, la Sheinbaum vivirá una verdadera pesadilla a lo largo de la campaña electoral.

Como sea, el portentosos e insumergible Titanic morenista, empieza a ver cómo el iceberg llamado Xóchitl Gálvez les empezó a rasgar el casco justo en su línea de flotación, mientras Mario Delgado pide a los músicos que no dejen de tocar.

Xóchitl le roba la agenda al Presidente

Si algo calienta al presidente es que no le hagan caso. Está acostumbrado a ser la nota de ocho columnas, así sea para criticarlo a él o a su gobierno. Pero perdió el control de la agenda pública.

El problema es que el golpe en el mentón que les ha propiciado Xóchitl Gálvez los trae todos apendejados (Fidel dixit). Lo que debió ser una semana sublime para el presidente, su gobierno, sus corcholatas y hasta su partido, terminó siendo un periplo infumable donde apenas asomaron algunas de sus declaraciones.

¿Por qué nadie se enteró de lo que se dijo en el deslucido y campechano evento del informe de gobierno, presentando ante un puñado de incondicionales? ¿Por qué la duda fundada del presidente sobre el primer bidón de gasolina producido en Dos Bocas quedó apenas en un tuit de Rocío Nahle aplaudiendo a los ingenieros de Pemex?

¿Por qué lo que debió ser la fiesta del primer recorrido del Tren Maya terminó en una aburrida espera de más de una hora arriba de un vagón porque la obra insignia del presidente se descompuso?

En lugar de hablar de su penúltimo informe, de sus obras y de sus corcholatas, López Obrador no aguantó la rasquiña y se lanzó contra el bloque opositor luego que Xóchitl Gálvez recibió este domingo la constancia como Coordinadora del Frente Amplio por México y advirtió que no regresarán “los corruptos”, ni “disfrazándose”.

Así, el quinto informe de gobierno, el inicio de la producción de Dos Bocas, los viajes de prueba del Tren Maya y el proceso interno de Morena para elegir a su candidato, no pasaron de ser eventos desarticulados, sin trascendencia y que no despertaron el mínimo interés de la audiencia, ocupada en saber en qué terminaría el culebrón Xóchitl-Beatriz.

Como peleador callejero, López Obrador se siente cómodo en el ring, acusando persecución, defendiendo el derecho de réplica y utilizando la fuerza del estado para atacar y mentir deliberadamente sin consecuencia alguna. Por eso ha tenido el control de la agenda pública por tantos años.

Lo cierto es que el Presidente ha perdido la agenda y buscará recuperarla esta semana con la unción de Claudia Sheinbaum el próximo miércoles.

Hasta ahora, López Obrador se mantiene firme en la decisión de quien será su sucesora. Pero nada está definido. Pero de seguir en caída libre, es posible que la ex jefa de gobierno sufra alguna aguda y repentina afección de salud que la retire de la contienda de aquí a diciembre en que inicie, oficialmente, los procesos de los partidos para elegir a sus candidatos.

Lo del miércoles sólo será un amago. Hasta en eso de enfermar a los candidatos presidenciales son poco originales.

Esta semana arranca el proceso electoral 2024; Ni Xóchitl ni Sheinbaum son candidatas

Los mexicanos somos tan chingones que un día antes de que inicie el proceso electoral ya sabremos quienes serán las candidatas.

Este domingo, miles de personas en todo el país festinaron que Xóchitl Gálvez haya sido electa como la candidata presidencial del Frente Amplio por México como seguramente lo será Claudia Sheinbaum el próximo miércoles, cuando “las encuestas” confirmen la voluntad del presidente.

El problema es que ninguna de las dos será candidata. Al menos no hasta que termine el año, ya que el proceso electoral inicia oficialmente el próximo jueves 7 de septiembre. Será la elección más grande de la historia ya que por primera vez habrá elecciones locales concurrentes con el proceso federal en las 32 entidades federativas.

Es decir, absolutamente todos los mexicanos tendremos algo que elegir además del Presidente de la República: 128 senadurías, 500 diputaciones, 8 gubernaturas –Veracruz entre ellas-, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, 31 congresos locales, 1803 ayuntamientos, 16 alcaldías y 22 juntas locales municipales. Esto implica un total de 20,894 huesos en disputa.

Será hasta la tercera semana de noviembre cuando inician oficialmente las precampañas, con una duración máxima de 60 días. Es decir, tanto Gálvez como Sheinbaum no serán candidatas oficiales hasta finales de enero del próximo año, por lo que muchas cosas podrían pasar en este tiempo.

Es posible que estemos en la víspera no sólo de las elecciones más grandes y competidas, sino también de las más polarizadas y violentas, incluso que las emblemáticas de 1988.

¿Piensa López Obrador repetir el fraude electoral cometido por Salinas?

 La ratonera

¿El mensaje de la fiscal Verónica Giadáns fue para confirmar que continuará al frente de la Fiscalía o para despedirse y consumar el deseo que tiene hace meses de retirarse del cargo?

Para qué aclarar lo que está muy claro en la ley. Tambores de guerra entre las tribus morenistas de la aldea.