Fue en la junta previa a la conferencia mañanera del pasado martes cuando se decidió (después de observar un deliberado desacato a la instrucción presidencial), dar la “estocada” final al secretario de gobierno veracruzano.
Y es que aunque podría haber actuado bajo la anuencia del gobernador García, en Palacio Nacional sabían que Patrocinio Cisneros tenía las agallas suficientes para “treparse a las barbas” del mandatario, aprovecharse de su “buena voluntad”, y desde ahí, justificar la excesiva promoción de su imagen.
“Es que se ve mucho más que las propias corcholatas, y parece no importarle las reglas al interior del movimiento”, dijo una voz al final de la mesa, la misma que ya había instruido a una reportera para que cuestionara al presidente sobre el tema.
En dicha reunión, antes de salir a la mañanera, AMLO observó algunas fotografías de los espectaculares que Patrocinio Cisneros manejaba (por decenas y decenas), a lo largo y ancho del estado de Veracruz. “Pregúntenme en algún momento la conferencia”, autorizó el tabasqueño.
Y es que días antes Julio Huerta, segundo al mando en el gobierno poblano (acatando la instrucción de AMLO), había renunciado al cargo para continuar difundiendo su imagen (fuera o no favorecido con la candidatura gubernamental), pues como “consolación” podía quedarse con un espacio en el senado.
Una voz en la mesa dijo que no sólo se aprovechaba de los permisos de Cuitláhuac García, sino que había decidido caminar sin acompañar a Nahle, quien al parecer lo colocó en el puesto de secretario de gobierno, posición que habría pedido al mandatario veracruzano expresamente para él.
El resultado es que hoy, derivado de una franca desobediencia, Patrocinio Cisneros tuvo que bajarse de la contienda gubernamental, cuando esa pelea correspondía librarla a quien (de acuerdo a la voz popular), lo impulsó desde el principio: Rocío Nahle.
No cabe duda: a Cisneros se le pasó la fuerza pateando al pesebre.
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