Varios manotazos dio el presidente cuando Rocío Nahle le insinuó dejar la secretaría de energía para dedicarse, de inmediato, a pelear por la candidatura al gobierno de Veracruz. “¿Y dejar la refinería de Dos Bocas así cómo está?, por supuesto que no”, sentenció AMLO.
Nahle sabía de antemano que su permiso para “irse” del gobierno federal dependía de los avances en la refinería, proyecto que a todas luces presenta retrasos y trae inquieto al presidente, quien no lo aceptará públicamente (pues la ropa sucia se lava en casa). “Entrégame algo decente en Tabasco”, dijo el ejecutivo.
Y es que la secretaria de energía podrá competir por la candidatura en Veracruz siempre y cuando “deje algo decoroso en la refinería”, dicen en Palacio Nacional. “El presidente está molesto, pues es la única obra insignia con retrasos serios, situación que lo ha obligado a defenderla varias veces en la mañanera (aunque no esté de acuerdo en ello)”.
Por eso AMLO mantiene vigente a Sergio Gutiérrez Luna (pues Adán Augusto López ha pedido la candidatura para él), además de ver con buenos ojos la propuesta de Cuitláhuac García en la figura de su secretario de educación, Zenyazen Escobar. El tabasqueño ya no se decanta del todo por su secretaria de energía.
Ante un escenario “desfavorecedor” para Nahle, sería colocada (por orden expresa de AMLO), en la dirigencia nacional de morena, mientras que la candidatura en Veracruz la otorgaría (a manera de moneda de cambio), a Gutiérrez Luna, “delfín” de Adán Augusto López; o en un tercer escenario, al titular de educación.
AMLO hará de todo para no perder Veracruz, más aún después de la poca popularidad que ha acumulado Cuitláhuac García. El escenario no es sencillo para Morena con Julen Rementería, o cualquiera de los Yunes rojos o azules de frente.
Nahle no la tiene segura, aunque dijera que “su destino es Veracruz”. La última palabra, cualquiera que sea, la expresará el presidente.
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