Es un truco que hacen a menudo los magos, y que cualquiera que lo enseña en YouTube o TikTok enseguida se vuelve viral, porque es muy espectacular.

Se trata de congelar el agua en un segundo, a medida que sale de la botella. Puedes crear una torre de hielo que va creciendo delante de tus ojos. Y lo mejor de todo es que no necesitas comprar nada, ni añadir ningún producto al agua. La ciencia se encarga de todo.

Lo único que necesitas es una botella de agua embotellada. Vale cualquiera, pero es importante que el agua tenga el menor número de impurezas posible.

Así que ve al supermercado, mira las etiquetas, y busca una botella de agua con pocas impurezas / residuos. Rompe el precinto del tapón para que más tarde se pueda abrir sin forzar, pero no la abras.

Tienes que meterla en el congelador a la temperatura más baja de tu nevera, entre 18 y 20 grados bajo cero. Esto es importante. Los congeladores suelen enfriar a 4 o 5 grados bajo cero, así que tienes que bajarlo al máximo.

Déjala en el congelador 2 horas. No te pases del plazo porque entonces el agua se congelará.

Cuando la saques, el agua de la botella debería seguir siendo líquida.

Manipula la botella con mucho cuidado, como si fuese una bomba. Si le das un golpe, el agua se transformará automáticamente en hielo.

Pon un cubito de hielo en un plato, esto es importante, y quita con cuidado el tapón de la botella. Después derrama el agua sobre el cúbito. El agua se irá transformando en hielo, formando una torre.

¿Por qué ocurre esto?

Es un fenómeno científico llamado sobrefusión o superenfriamiento.

El superenfriamiento se produce cuando se enfría el agua por debajo de su punto de congelación, sin que se convierta en hielo.

El agua se congela a 0 grados centígrados. No es casualidad: la escala Celsius se creó dando el valor cero al punto de congelación del agua.

Si congelamos el agua a temperatura constante y muy bajo, los 18 o 20 grados bajo cero del congelador, se produce el superenfriamiento, y el agua no se vuelve hielo, sigue siendo un líquido. Siempre que no la golpees, como hemos dicho. Al golpear se forman burbujas que cristalizan el agua, en un efecto en cadena.

La clave del truco está en poner un cubito de hielo en el plato. Al derramar el agua sobre él, se produce un efecto en cadena que va convirtiendo en hielo el agua de la botella.

computerhoy.com

Conéctate con Formato7:

DESDE EL CAFÉ  | ¿Y qué tal si nos callamos el hocico?