De nueva cuenta, la sierra de Papantla se tiñó de sangre.

La noche del viernes, alrededor de las 23:00 horas, un comando armado acribilló a Eduardo Bonilla Morales, un empresario constructor de 48 años que en 2021 había sido candidato de Morena a la alcaldía de Zozocolco de Hidalgo, el otro pueblo mágico del Totonacapan.

Según testigos del barrio La Trinchera, de la cabecera municipal, fueron dos sujetos a bordo de una motocicleta quienes a muy corta distancia le dispararon al excandidato morenista en ocho ocasiones.

La familia de Bonilla salió al escuchar las detonaciones y vio su vehículo estacionado. Aún con vida, fue trasladado hasta un hospital de Ixtepec, en el vecino estado de Puebla, pero no logró sobrevivir a las graves heridas. Según el peritaje, recibió una descarga calibre 38.

Hace tres años, Bonilla fue candidato a la alcaldía por segunda ocasión, pero perdió ante Serafín Pérez Carmona, del PAN.

Su crimen se viene a sumar coincidentemente al de otros destacados personajes de la misma región totonaca ocurridos en los primeros tres meses de este año. El domingo 22 de enero,
sobre la carretera federal Veracruz-Xalapa, a la altura de la base aérea de la Marina Armada de México en Las Bajadas, fue acribillado, junto con su esposa y tres hijos, el “obradorista” Fernando “Pino” Pérez Vega, quien en 2021 había contendido también por la alcaldía de Coxquihui, en la sierra papanteca, abanderado por Fuerza por México, el partido político nacional fundado por el sindicalista afín a la 4T, Pedro Haces Barba, pero que sólo consiguió su registro local en Veracruz y en otras seis entidades más.
El “Pino”, también conocido como el “R-15” y señalado por el gobierno estatal como un “generador de violencia” en esa región serrana del norte de Veracruz, era hermano del exalcalde Reveriano Pérez Vega, cuya esposa Claudia León Mejía contendió contra su cuñado en esa elección municipal del año antepasado postulada por la alianza Juntos Hacemos Historia, integrada por Morena, PT y el Partido Verde.
Posteriormente, el 21 de marzo pasado, dos meses después de la ejecución de “Pino” o “R-15”, fue asesinado Everardo Rosales Espinoza, extesorero municipal y operador político del exalcalde de Coxquihui, Reveriano Pérez Vega, el jefe del llamado grupo de “Los Pelones”. Fue hallado decapitado y desmembrado, y el cadáver de su esposa apareció frente a la casa de Juana Pérez Jiménez, la regidora del partido Fuerza por México, a escasos metros de las instalaciones del Mando Único de la Sierra de Papantla.

Y, de colofón, la misma noche de este viernes 28 en que fue ejecutado Eduardo Bonilla Morales, excandidato de Morena a la alcaldía de Zozocolco de Hidalgo, en Tlapacoyan, municipio ubicado en la región centro-norte del estado, fue asesinado a balazos Leonardo Guzmán Hernández, director de Bienestar en la administración municipal morenista que preside Salvador “El Coco” Murrieta Moreno.

El funcionario fue interceptado en el cruce de las calles Constituyentes y 16 de Septiembre, de la colonia Benito Juárez, en la zona sur de la cabecera municipal.

Por ahora se desconoce la identidad de su agresor o agresores y la causa del atentado.

Hasta antes de este último par de crímenes, al menos 15 políticos veracruzanos, entre alcaldes, exalcaldes, regidores, síndicos, aspirantes y operadores de diferentes partidos políticos habían sido asesinados a lo largo de 2022 y a inicios de 2023, según contabilizó la reportera Lourdes López, corresponsal del diario Excélsior.