El PRI veracruzano es un circo de dos pistas: mientras se teje la alianza opositora de cara a 2024, los grupos internos enfrentan la batalla por el control de la dirigencia estatal del partido.

Este sábado, en Poza Rica, el dirigente estatal del partido, Marlon Ramírez, se refirió a la importancia de sumar a Movimiento Ciudadano y al Partido Verde en la construcción de una coalición de fuerzas opositoras que pueda encarar en condiciones competitivas la sucesión de 2024 en la Presidencia y en la gubernatura de Veracruz.

No parece un planteamiento descabellado; sobre todo porque en las últimas semanas han comenzado a circular versiones en el sentido de que el PVEM se percibe como una fuerza política infravalorada, relegada a posiciones menores en su alianza con Morena.

El anunciado destape del senador Manuel Velasco, uno de los principales cuadros del Verde en el país, es un indicativo del disgusto con las posiciones que el partido tendría en su alianza con la 4T.

El Movimiento Ciudadano, por otra parte, es una incógnita. Hay quien afirma que la reiterada negativa de ese partido a sumarse a una gran alianza opositora se debe a una estrategia de la dirigencia para negociar su incorporación en términos ventajosos; en contraparte, han surgido voces en el sentido de que el verdadero juego del MC es con Morena y la misión sería fraccionar el voto opositor.

Como sea, en el PRI la construcción de la alianza opositora es uno de los temas que más ocupan a los grupos internos, dado que la competitividad del partido depende de ello. Sin coalición, lo más probable es que el tricolor termine por hundirse aún más.

El otro tema que ocupa a las cúpulas priistas en la entidad es la inminente renovación en la dirigencia estatal del partido.

En unas semanas, Marlon Ramírez dejará la presidencia del Comité Directivo Estatal y la carrera por sucederle está en marcha.
Desde diciembre pasado, priistas de diferentes regiones del estado han comenzado a reunirse para discutir los escenarios rumbo a 2024.

Es un proyecto que tiene la mira puesta en el próximo proceso electoral y la primera escala pasa por garantizar la confiabilidad en el comité estatal.

En ese esfuerzo se han sumado personajes como Bertha Hernández, Nemesio Domínguez, Raúl Zarrabal, Silvia Domínguez, Alfredo Ferrari, Carolina Gudiño, Renato Alarcón, Ricardo Landa, Américo Zúñiga, Antonio Benítez y otros.

Incluso, ese grupo redactó y turnó al CEN del PRI un documento en el que se plantea la preocupación por el futuro del partido en la entidad; la carta, además, muestra la disposición por integrarse a un esfuerzo por sumar, siempre y cuando no se permita la continuidad en el CDE. Ven a Ramírez Marín como un personaje gris, hasta cierto punto siniestro y poco confiable.

La duda es quién podría encabezar un proyecto estatal que reorganice al partido y sume a todas las corrientes internas; hasta hoy, los nombres que se han manejado son los de Cirilo Vázquez, Adolfo Ramírez y Fernando Kuri, a los que se sumó en fechas recientes el de Carolina Gudiño.

@luisromero85