Después de una breve ausencia de algunos meses debido al ritmo de trabajo, la carga laboral y los compromisos familiares, esta semana retomo con mucho entusiasmo la emisión de este artículo de opinión que nos permite estar en comunicación constante en relación a temas cotidianos que nos impactan directa o indirectamente.

En esta ocasión lo hago con un tópico que además de formar parte de mis líneas de investigación, es de gran interés personal debido a su trascendencia histórica, pero, sobre todo, a su fuerza actual, por ello, en el marco del Día Internacional de la Mujer, me sumo a través de este medio a visibilizar el importante papel que desempeña el género femenino en todos ámbitos de la vida.

Sin duda, la mejor manera de rememorar este día es rompiendo estereotipos, alzando la voz y creando un frente común para apoyarnos, sabedoras de que, la lucha por el reconocimiento y garantía de nuestros derechos no ha sido fácil, lamentablemente transcurrieron siglos enteros sin que las mujeres tuviéramos la oportunidad de participar activamente en espacios de toma de decisiones.

Es importante enfatizar que, las victorias alcanzadas en nuestro país en materia de género son relativamente recientes y se lograron como consecuencia de la lucha feminista, la cual se vio influenciada por colectivos sufragistas de países extranjeros.

En el marco de esta lucha, el 12 de febrero de 1947 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto mediante el cual se realizó una adición al artículo 115 de la Constitución federal para reconocer el derecho de las mujeres para votar y ser electas en elecciones municipales.

A pesar de este logro, el derecho al voto a nivel federal se alcanzó hasta el 17 de octubre de 1953 a través de la reforma realizada al artículo 34 constitucional, mediante la cual se reconoció a las mujeres el derecho a la ciudadanía plena, en virtud de ello, el 3 de julio de 1955, es decir, hace apenas sesenta y ocho años, por primera vez se emitió el voto femenino en una elección federal.

Sin embargo, fue hasta el 14 de noviembre de 1974, cuando se reformó el artículo cuarto constitucional para establecer la igualdad jurídica entre mujeres y hombres; una vez alcanzada, comenzó a gestarse la lucha por la equidad en el ámbito político, la cual se vio formalizada en el año 2014 al incorporarse en el artículo 41 de nuestra ley fundamental, el principio de paridad de género en candidaturas a cargos de elección popular.

No obstante, fue hasta el seis de junio de dos mil diecinueve, a través de la denominada Reforma “Paridad en Todo”, que se modificaron nueve artículos constitucionales para garantizar este principio en todos los poderes públicos y niveles de gobierno, permitiendo con ello mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones.

Es precisamente en el año 2019 cuando comienza a consolidarse la paridad en las magistraturas del Poder Judicial local, actualmente el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz, cuenta con una integración paritaria y es presidido por una mujer, la Magistrada Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, quien tiene una importante trayectoria en el ámbito jurisdiccional.

Asimismo, es un orgullo que importantes organismos públicos de nuestra entidad sean presididos por mujeres fuertes, valientes, trabajadoras y sororas que diariamente se esfuerzan por construir un Veracruz más justo e igualitario y que, ayudan a otras mujeres a pugnar para que las voces de todas sean escuchadas.