Dentro de nosotros, nuestro cerebro, realiza numerosas acciones de forma casi automática, permitiéndonos numerosas facilidades, ya que esta parte de nuestro cuerpo tiene que interactuar de forma efectiva con nuestro entorno, y tomar la decisión adecuada casi en milésimas de segundos para poder llevarnos a actuar.

Aunque no lo creamos, nuestra nariz, está siempre en nuestro campo de visión, pero nuestro cerebro prefiere ignorarla, ya que debe ayudarnos a reconocer el ambiente donde estamos, y ejecutar la mejor respuesta posible, a pesar de que la utilice como punto fijo de posicionamiento en el espacio. Nuestro cerebro ignora de forma consciente todos los estímulos exteriores que no aportan información.

Dificultad del cerebro

Pero no solo eso, nuestro cerebro no puede con todo, todos nosotros tenemos un punto ciego en concreto y esta parte de nuestro cuerpo interactúa generando y creando de forma automática la información para rellenar ese espacio que nos perjudica. Es punto ciego, se encuentra entre la unión retina y el nervio óptico.

Existe una forma muy curiosa, para localizar, observar y como interactúa nuestra visión jugándonos una mala pasada y enviando una información errónea de nuestro ambiente al cerebro.

Pasos para conseguir el efecto

Sobre una hoja de papel, tenemos que dibujar un punto y una cruz, a unos 10 centímetros de distancia entre uno y otro, posteriormente cierra uno de los ojos situando la cruz cerca del otro. Poco a poco aleja la distancia entre el ojo y la cruz dibujada y cuando más o menos, la distancia entre el papel y el ojo es de unos 30 centímetros, descubrirás cómo no verás el círculo, ya que nuestro cerebro no lo reconoce, por tanto, se produce este maravilloso efecto.

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