Los empresarios deben sacar las manos de la educación del País para que impere la visión de la izquierda, exigió el Director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga.

En un seminario organizado por el Conacyt bajo el título «Libros de Texto Gratuitos. Avances y retos de una nueva política», moderado por el chavista Sady Arturo Loaiza, el funcionario dijo que «hay empresarios de la educación que no van a dejar este espacio, este territorio así de fácil.

«El gran reto (de la SEP) es hacer entender a esta gente que se ha dedicado a comercializar la educación, que genera un mercado, genera mano de obra barata para maquila, para transnacionales, que deje del lado la educación y que permitan que el sueño de la izquierda se haga real: que es que la educación, que la cultura llegue a todos los niveles socioeconómicos», indicó.

En el seminario realizado de manera virtual el pasado 22 de febrero, Arriaga expresó que desde los años 80 del siglo pasado la educación se convirtió en un negocio que deja «millones y millones de pesos».

Abogó por «convencer a ese sector empresarial dedicado a la educación que saque las manos de la educación» y no tengan a padres de familia y maestros «cautivos de políticas que generan para hacer de esto un mercado».

Además de Sady Loaiza, quien fuera funcionario del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, y funge como Director de Desarrollo de Materiales Educativos de la SEP, en el seminario participaron la investigadora Lorenza Villa Lever, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Hyderabad Chávez, maestro de primaria en Michoacán, y Wendy Olvera, de la SNTE en Puebla.

Arriaga llevó la voz cantante y en su acometida contra la participación privada en materia educativa cuestionó la elaboración de libros de texto.

«Históricamente, las casas editoriales se manejan en la ilegalidad, comercializando con libros de texto sin pasar por evaluación alguna», aseveró.

Sentenció que los libros de texto de secundaria que esas empresas comercialicen el próximo ciclo escolar serán ilegales.

También acusó que las casas editoriales no han pasado sus libros por «ningún filtro» como lo indica el artículo Tercero de la Constitución y la Ley General de Educación.

La legislación, indicó, mandata como responsabilidad del Estado el diseño, la producción y distribución de los materiales educativos así como evaluar los materiales que se utilicen en todas las escuelas.

Es la inquisición, revira especialista

La investigadora Lorenza Villa Lever calificó las propuestas de Marx Arriaga, funcionario de la SEP, de excluir a empresarios en tareas educativas de una vuelta a la Inquisición.

La experta del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM dijo que no puede imponerse una visión única en la educación ni un libro de texto único para los niños.

Tampoco puede tacharse de ilegales a los libros que no edite el Estado, resaltó.

Participante en un seminario del Conacyt, que analizó los libros de texto gratuito, Villa Lever respondió a las afirmaciones del Director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, quien dijo que las casas editoriales privadas que editaban libros de texto estaban en la ilegalidad, pues sus materiales no habían sido autorizados por la SEP.

«La diversidad que tenemos en México no nos permite tener una sola visión. La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) y la SEP dan las orientaciones técnico-pedagógicas para que se hagan los libros de primaria y secundaria.

«Conaliteg como editorial es la que en la negociación, en particular para materiales de secundaria, entra en contacto con distintas editoriales que entran a la convocatoria y marca -así era en sexenios anteriores- el precio a que se va a comprar el libro a estas editoriales», explicó la experta.

«Es una buena combinación. Quizá pueda mejorarse, pero es claro que la Conaliteg como empresa editorial no tiene la capacidad física para producir los millones de libros, no sólo para primaria sino para secundaria», insistió.

Y reprochó al funcionario de la SEP que calificara de ilegales los libros de las casas editoriales.

«No se puede hablar de esa manera. No hay libros ilegales. El conocimiento es diverso. Tenemos que estar abiertos y formar a nuestros niños con su criterio y hacerlos críticos. Decir que hay libros ilegales es casi llevarnos a la inquisición», abundó.

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