En el Día Internacional de la Lengua Materna, que se celebra el 21 de febrero en todo el mundo, un estudio de la Universidad de Constanza en Alemania pone de manifiesto los problemas de integración cuando las lenguas minoritarias son ignoradas en la esfera pública.

Cada dos semanas, uno de los 7.000 idiomas mundiales estimados se extingue. Se estima que solo alrededor de la mitad de los idiomas que hablamos hoy se seguirán hablando en el próximo siglo. Ahora, cuando el 21 de febrero se celebra el “Día Internacional de la Lengua Materna” de la UNESCO, otra lengua está a punto de morir.

La idea de celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna procede de Bangladesh. Fue aprobado en la Conferencia General de la UNESCO de 1999 y se ha observado en todo el mundo desde el año 2000.

Este año, el Día Internacional de la Lengua Materna se desarrolla sobre el tema «Educación Multilingüe (EML), la necesidad para transformar la educación»: explorará y debatirá el potencial del multilingüismo para transformar la educación desde una perspectiva de aprendizaje permanente y en diferentes contextos, según informa la UNESCO.

Revitalizar las lenguas en vías de desaparición

¿Qué significa para una minoría lingüística perder su lengua? En un estudio, investigadores del Clúster de Excelencia «La Política de la Desigualdad» de la Universidad de Constanza en Alemania muestran conexiones claras con experiencias de discriminación.

En todo el mundo, los hablantes de idiomas minoritarios experimentan desventajas en la sociedad, la educación y el trabajo, especialmente cuando hablan su idioma en público.

A partir de una comparación de países entre Noruega y Suecia, el estudio propone modelos de acción política: la promoción de la lengua y la cultura de una minoría es, por lo tanto, una palanca eficaz para reducir la discriminación: las medidas socioeconómicas por sí solas no son suficientes.

Los resultados del estudio se publican en un documento de política sobre el Día Internacional de la Lengua Materna. El documento de política ofrece una descripción general comprensible de los hallazgos científicos y muestra la posible acción política.

Más reconocimiento, menos discriminación

El estudio se llevó a cabo utilizando como ejemplo a la población sámi de Noruega y Suecia. En ambos países, los sámi forman una minoría social y el uso de la lengua sámi está igualmente en declive.

Sin embargo, Noruega reconoce el sámi como idioma oficial, al menos en partes del país, y lo representa en la vida cotidiana; Suecia hace esto en menor medida.

Los resultados de la investigación muestran que, en ambos países, los sámi experimentan una discriminación significativamente mayor que la sociedad en general.

Las experiencias de discriminación son más pronunciadas entre las personas que hablan sámi en público. Comparando países, está claro que los sámi suecos, que hacen un uso frecuente de su idioma indígena, son los más afectados por la discriminación.

Oportunidades insuficientes

Las oportunidades insuficientes para aprender y hablar sámi en la escuela y los obstáculos administrativos significan que los hablantes de sámi tienen muy pocas oportunidades de usar su idioma fuera del hogar.

Esas barreras pueden convertirse en una forma de discriminación estructural. En la encuesta, los sámi de Suecia describen su impresión de que la política lingüística de su país les impide aprender y revivir su lengua materna.

Un resultado central del estudio es que el reconocimiento y anclaje del idioma en la vida cotidiana tiene efectos positivos en la posición social de la minoría y, en consecuencia, reduce la discriminación.

Recomendaciones

“La discriminación de las minorías lingüísticas se asocia muy a menudo con una falta de aprecio por su idioma. Los éxitos en Noruega muestran que la discriminación puede contrarrestarse con éxito integrando un idioma minoritario más estrechamente en la esfera pública, por ejemplo, a través de la señalización multilingüe en la vida cotidiana», enfatiza el equipo de investigación del Grupo de Excelencia «La Política de la Desigualdad» de la Universidad de Constanza, según se informa en un comunicado.

Como medida contra las experiencias de discriminación y las desigualdades percibidas, los investigadores recomiendan, por tanto, una política lingüística que persiga decididamente el reconocimiento y la valoración de las lenguas sami.

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