En los 12 años de gobiernos del PAN Genaro García Luna tuvo una doble vida. Creador de la AFI, la Policía Federal y Plataforma México; el policía modelo que colaboraba con la INTERPOL, la CIA, el FBI y la DEA jugaba con dos barajas: mientras por un lado detenía a criminales, por otro pactaba con ellos a cambio de millones de dólares.

Esto provocó que el mercado norteamericano se inundara de droga. “De no haber sido por Genaro jamás hubiéramos crecido tanto”, dijo uno de los delincuentes colaboradores en el juicio contra el otrora poderoso jefe policiaco.

En el sexenio de Felipe Calderón su actuación comenzó a ponerse en entredicho. “Genaro anda en malos pasos; tiene relación con el narco y recibe un titipuchal de dinero”. “Cómo vas a creer, si eso fuera cierto no sería el policía mexicano consentido de los gringos. Nomás hay que ver los reconocimientos que le han dado el FBI y la CIA”.

Pero el rumor siguió creciendo a la par del apoyo que le brindó el presidente que le perdonó todo, por ejemplo, los montajes mediáticos que hacían sus policías cuando detenían a peces gordos (el caso Florence Cassez e Israel Vallarta fue uno de ellos). Y la imperdonable injusticia que cometió con tres mujeres indígenas a las que acusó de “secuestrar” a seis elementos de la AFI y las envió a prisión.

A una de ellas, Jacinta Francisco Marcial de 46 años, indígena otomí de Santiago Mexquititlán, Querétaro y madre de seis hijos, fue condenada por ese “secuestro” a 21 años de cárcel. De no haber sido por Amnistía Internacional las tres seguirían privadas de su libertad.

En 2008 el entonces subsecretario de la Defensa, general Tomás Ángeles Dauahare, le dijo a Felipe Calderón que García Luna estaba metido con el narco. El militar no fue con un chisme sino que llevó pruebas documentadas. ¿Resultado? Fue cesado de su cargo y pasó 11 meses en prisión acusado de asociación delictuosa.

Es decir, ex expresidente supo de buena fuente y de primera mano a qué se dedicaba su muchacho.

Tras el veredicto contra García Luna, Felipe Calderón dio a conocer una carta donde señala que al margen de lo que aquel hizo, él puso todo su empeño en su lucha contra la delincuencia. Pero ese no es el punto; lo que la sociedad desea saber es por qué aguantó todo su sexenio y contra viento y marea a un policía tan ladrón como corrupto y traicionero.

Y esa explicación la deberá dar cuando antes.

En la acera de enfrente todo es felicidad, lector. Al presidente López Obrador le cayó de perlas el veredicto de Brooklyn y ahora le está sugiriendo a Genaro que colabore como testigo protegido para que embarre a quien fue su patrón.

Los morenos por su parte están pidiendo que desaparezca el PAN.

Mario Delgado, líder del partido guinda, escribió en sus redes “Está comprobado que el PAN es una organización criminal más que política, y una organización criminal no puede seguir aspirando a participar en política y querer gobernar a mexicanos”.

Pero los morenos con López Obrador incluido, se están yendo de la lengua.

Más temprano que tarde se destapará la cloaca y comenzarán a salir los nombres de diputados, senadores, gobernadores, secretarios de Estado, miembros de los gabinetes estatales, alcaldes y comisariados ejidales de Morena, enfangados hasta el cuello con el narco. Y es que la historia no perdona a quienes escupen para arriba y tienen sucia la cola.

A ver si entonces no sale Andrés Manuel conque nada sabía de la porqueriza que tenía prácticamente a su lado y que en una de esas también puede embarrarlo.

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