El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dio un golpe en el tablero internacional hace un año. El 24 de febrero de 2022, mientras en nueva York el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunía para negociar una salida pacífica a la tensión entre Rusia y Ucrania, desde Moscú él anunciaba el inicio de una “operación militar especial” para ayudar a la población rusoparlante del este ucraniano.

En realidad, se trataba de una invasión a su país vecino. Solo dos días antes, Putin había reconocido la independencia de los territorios de Donestk y Lugansk en el este de Ucrania, a pesar de que eso le costaba a su país las primeras de una serie de sanciones contra su economía.

La misma madrugada de ese día, Kiev, la capital de Ucrania amanecía bajo bombardeos rusos. Muchas personas dejaron sus hogares y se refugiaron en las estaciones del metro. Otras miles huyeron hacia el oeste, fuera de su país, con solo unas pocas pertenencias en las maletas.

Un año más tarde la guerra aún está lejos de terminar. El martes, Putin anunció que suspendería la participación de Rusia en el tratado START III, un acuerdo de desarme nuclear vigente con Estados Unidos, algo que aumenta los temores de un conflicto nuclear.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha provocado enormes daños en este ultimo país, pero también ha dejado sentir sus efectos en todo el mundo, pues la guerra interrumpió en parte el envío de granos —trigos principalmente— y fertilizantes, así como un aumento en los precios de los combustibles.

Estos son algunos de los datos que han marcado el desarrollo de una guerra que afecta a todo el mundo.

Miles de muertes

El número de civiles que han muerto durante el conflicto desde el 24 de febrero del año pasado es de 7,199, de acuerdo con un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos publicado en 13 de febrero de este año. En el mismo tiempo, 11,756 civiles han resultado herido.

Hasta la fecha, se han identificados entre los fallecidos 2,616 hombres, 1,856 mujeres, 2,341 niños y 253 niñas; así como 6430 adultos y 260 niños cuyo sexo aún no es conocido.

«La mayoría de las bajas civiles registradas se debieron al uso de armas explosivas con efectos de área amplia, incluidos bombardeos de artillería pesada, sistemas de lanzamiento de cohetes múltiples, misiles y ataques aéreos», detalló la Acnudh.

Sin embargo, esta oficina de Naciones Unidas admite que el número de muertes puedes ser mucho mayor, ya que la recepción de la información de algunos lugares donde ocurren intensas hostilidades se ha retrasado y muchos informe aún no han sido corroborados.

Las minas, menos mortales por el momento, podrían serlo a largo plazo. Un 30% del territorio ucraniano estaría plagado, según Kiev.

La oenegé Human Rights Watch (HRW) acusa por su parte a Ucrania de sembrar la región de Izium (este) de minas antipersonales.

Según los expertos, se necesitarán varios años para limpiar el territorio.

En noviembre de 2022, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, sugirió que por lo menos 40,000 personas han muerto en el conflicto.

Unos 180,000 soldados rusos murieron o resultaron heridos, así como 100,000 militares ucranianos, indica Noruega.

Otras fuentes occidentales hablan de 150,000 bajas en cada bando. En comparación, durante la guerra de Afganistán (1979-1989), la entonces Unión Soviética perdió 15,000 soldados.

El lado ucraniano suele emplear los términos «carne de cañón» y «carnicería» para definir la estrategia rusa: reclutas mal formados enviados a una muerte casi segura.

Crímenes de guerra

La guerra en Ucrania quedará en la memoria colectiva por sus duras imágenes: cadáveres de civiles con las manos atadas a la espalda en las calles de Bucha tras la retirada rusa, un peluche ensangrentado en la estación de Kramatorsk Y una maternidad bombardeada en Mariúpol, por mencionar algunos casos.

Se han denunciado casi 65,000 presuntos crímenes de guerra, según el comisario de Justicia en la Comisión Europea, Didier Reynders.

A las tropas rusas se les imputan ejecuciones, violaciones, torturas y secuestro de niños (más de 16,000 enviados a Rusia o a territorios bajo su control, según Kiev).

Investigadores de la ONU las acusaron en septiembre de perpetrar crímenes de guerra «a gran escala”.

A Ucrania se le ha acusado de cometer crímenes de guerra contra prisioneros rusos, pero sin comparación con los hechos imputados a Moscú.

La Corte Penal Internacional abrió el 2 de marzo de 2022 una investigación por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Ucrania.

Refugiados

Desde el inicio de la invasión rusa, 8 millones 75,440 refugiados de Ucrania registrados en toda Europa, de acuerdo con datos del Alto Comisionado de Naciones Unidos para los Refugiados y el gobierno ucraniano publicados el 13 de febrero.

Al menos 4 millones 850,464 refugiados de Ucrania se han registrado en programas de protección temporal o planes de protección nacional similares en Europa, indican las mismas fuentes.

Polonia es uno de los principales países de acogida, con más de 1.5 millones de personas.

Los responsables de la ocupación rusa afirman por su parte que al menos 5 millones de ucranianos partieron a Rusia. Para Kiev, se trata de «evacuaciones forzadas”.

El golpe económico

Edificios arrasados, fábricas paradas, infraestructuras destruidas son algunas de las imágenes en el sur y este de Ucrania, donde se concentran los combates desde que Moscú fracasó en su intento de tomar Kiev en abril.

El costo económico para Ucrania fue enorme: su PIB se contrajo 35% en 2022, de acuerdo con el Banco Mundial.

La Escuela de Economía de Kiev (KSE) cifró los daños en 138,000 millones de dólares y las pérdidas para la agricultura en más de 34,000 millones. El gobierno ucraniano contabiliza más de 3,000 escuelas afectadas y la Unesco, 239 sitios culturales.

Desde septiembre, Moscú ataca sistemáticamente las infraestructuras energéticas. En diciembre, casi la mitad estaban dañadas, sumiendo a los ucranianos en la oscuridad y el frío.

Rusia también ha sufrido pérdidas económicas por la guerra, aunque mucho menores a las esperadas.

El producto interior bruto (PIB) de Rusia se contrajo 2%-1% en 2022, resistiendo más de lo esperado a las sanciones occidentales consecuencia de la ofensiva de Moscú en Ucrania, según estadísticas oficiales publicadas el lunes.

«El PIB cayó 2.1%” en 2022 respecto del año anterior, dijo la agencia de estadísticas (Rosstat) en un comunicado.

El ministerio de Desarrollo Económico había dicho en septiembre que esperaba que el PIB se contrajera 2.9%, mientras que el Banco Central ruso preveía una contracción de «alrededor de -3%”.

En enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó que esperaba «una contracción económica más moderada de lo previsto en Rusia en 2022», estimada en -2,2% frente a 3.4% inicial. También auguró que le seguiría «un crecimiento ligeramente positivo en 2023».

Sanciones

Aunque muchos observadores ponen en duda la fiabilidad de las cifras de las autoridades rusas, la economía del país parece haber resistido mejor de lo esperado el choque de las sanciones occidentales.

Antes de la invasión a Ucrania, Rusia ya con 2,754 sanciones, con lo que ya era el segundo país más sancionado del mundo, solo por detrás de Irán, de acuerdo con datos de Castellum.ai, un sitio web de monitoreo de sanciones.

Desde el 22 de febrero de 2022, Rusia ha acumulado 11,327 sanciones de los miembros del G7, la Unión Europea, Suiza y Australia.

Aunque su efectividad ha sido cuestionada, tanto Estados Unidos como la Unión Europea preparan nuevos paquetes de medidas económicas contra Rusia, que incluyen algunos sectores claves de su economía.

Ayuda militar de Occidente

En abril, columnas de vehículos militares ucranianos de la época soviética atravesaban el país hacia el Donbás, una región en el este del país.

Los soldados ucranianos pedían entonces armas occidentales para repeler a los rusos, un llamado que encontró respuesta.

El centro de reflexión alemán Kiel Institute calculó en unos 37,900 millones de euros (unos 40,465 millones de dólares) las promesas occidentales de ayuda militar a Kiev.

Los lanzacohetes estadounidenses Himars, cuyo alcance de 80 kilómetros es superior al de los equipos rusos, ayudaron a Ucrania a registrar importantes avances en el otoño boreal.

En enero, Occidente decidió suministrar tanques de combate a Kiev, rompiendo un primer tabú. El envío de cazas a Ucrania podría ser el próximo paso.

El lunes, durante una visita sorpresa a Kiev, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió el envío de ayuda militar adicional por 460 millones de dólares.

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