Al margen de las críticas y reproches que vierte contra su propia familia, uno de los capítulos más sonados de la autobiografía del príncipe Harry, “Spare”, no hace tanto referencia a sus conflictos familiares como a las dos misiones en las que se embarcó como soldado en Afganistán. Como revela en sus memorias, el hijo del rey Carlos se cobró 25 vidas durante sus luchas diarias contra la insurgencia talibán, muertes de las que ha dejado muy claro que no se arrepiente.

Sin embargo, el duque de Sussex advirtió en una entrevista reciente que la prensa sensacionalista había sacado de contexto sus declaraciones para dar la impresión de que se estaba jactando de su habilidad en el escenario bélico, al describir a sus enemigos como “piezas de ajedrez que debían ser sacadas del tablero”. En realidad, Harry solo trataba de exponer su visión sobre la cultura imperante en el Ejército y el proceso de insensibilización en el que se vio inmerso por su participación directa en la batalla.

La organización terrorista Al Qaeda, dirigida en esos años por el ya fallecido Osama Bin Laden, ha dado orden a sus miembros y simpatizantes para que liquiden cuanto antes al príncipe, al que se dirige como Al-Zanim en un duro artículo publicado en la nueva edición de su revista One Ummah.

El grupo acusa al hijo menor de Diana de Gales de despreciar a los musulmanes afganos y de deshumanizarlos, con base en la interpretación que hace de las palabras y el tono que emplea Harry en su libro.

“La confesión del príncipe Al-Zanim de que mató a veinticinco musulmanes a sangre fría, y que sólo eran piezas de ajedrez en sus ojos, nos revela el nivel de discriminación, condescendencia y criminalidad que tiene en sus genes”, escribe sobre él.

Por si eso no fuera suficiente, Al Qaeda pide a la propia familia real que abandone por completo a Harry, quien renunció a sus funciones oficiales en marzo de 2020, y le deje a merced de la justicia islámica.

En ese sentido, se habla de una “oportunidad para que la corona se vengue de su hijo disidente, eliminando su protección para dar paso a las manos islámicas, para que sean ellas las que se tomen su justa retribución”.

La organización también lanza dardos contra la sociedad occidental, más preocupada a su juicio de los “escándalos sexuales” del príncipe que de sus hipotéticos delitos contra la humanidad.

En una de las entrevistas que concedió a la televisión estadounidense para promocionar sus memorias, Harry ya alertó de que la supuesta manipulación de su testimonio sobre sus años en Afganistán era “la más peligrosa” de las mentiras que se habrían vertido contra él.

“Sin duda, la mentira más peligrosa que han dicho sobre mí es que, de alguna manera, he presumido sobre el número de personas que maté en Afganistán. Yo también estaría enfadado si escuchara que alguien se ha jactado de algo así. Pero es mentira”, se defendió a su paso por el programa de Stephen Colbert.

“¡Mi objetivo y el propósito que me marqué al compartir esos detalles era reducir el número de suicidios!”, señaló durante su entrevista con el presentador, al tiempo que aludía a sus iniciativas solidarias en favor de los veteranos de guerra y la protección de su salud mental. “Mi número es el 25. No es un número que me llene de satisfacción, pero tampoco me siento avergonzado”, añadió.

Latinus

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