Que la Corte diga que no es veracruzana, eso tiene sin cuidado a la zacatecana Secretaria de Energía. Eso no le quita la posibilidad de ser candidata al gobierno del estado. Lo que realmente la trae acalambrada es que tiene que demostrar que cumple con el requisito de residencia en Veracruz durante cinco años previos a la elección del 2024.

El problema es que eso de que vive en Coatzacoalcos ya no se lo cree ni el Presidente. Tener una mansión, una verdadera mansión y no madres, no significa que viva ahí, según el dicho de su propio jefe.

El dos de diciembre pasado, durante un paseo más del tabasqueño por tierras jarochas, le sembraron la pregunta de que si, en efecto, su candidata a gobernadora en Veracruz es Rocío Nahle, a lo que respondió que «ella está terminando la refinería de Dos Bocas.

“No viene aquí a Veracruz, ¿verdad?”, disparó a bocajarro, lo que todo mundo interpretó que la aspiración de la zacatecana estaba muerte. Y entonces se armó el follón. Hoy, cuando le urge acreditar la residencia, el propio presidente confirmó que ella no viene a Veracruz por razón de la chamba que tiene en Tabasco.

Así que la foto que se sacaron este fin de semana ella y el gobernador de Veracruz en su casa de Coatzacoalcos no queda más que en anécdota pedorra, que confirma que el calambre de no cumplir con el requisito es real.

El problema que ni las redes sociales ni la oficina de prensa del gobernador le servirán para demostrarle al OPLE o al Tribunal Electoral, que ella vive en Coatzacoalcos y que lo ha hecho de manera ininterrumpida estos últimos cuatro años.

Por cierto, eso de que tenía un poster de Zacatecas en su casa es una jalada. No son tan pendejos. Lo que sí es cierto es que la guerra se la van a armar desde dentro, desde las oficinas de su invitado, quien ya no controla a nadie. Eso sin contar las oficinas del gobierno federal y del Congreso.

El entuerto está en que lo mismo le pasó a Miguel Ángel Yunes Márquez cuando quiso ser alcalde de Veracruz. Ya con la candidatura en la bolsa, el Tribunal Electoral dijo que la constancia de residencia era patito y que era evidente que él vivía en Boca del Río –donde había sido alcalde- y no en Veracruz.

Le tumbaron la candidatura y tuvo que entrar al quite su esposa Paty Lobeira, actual presidenta municipal del puerto.

Por resolución de la Corte, Rocío Nahle no será veracruzana. Eso de que ha residido en Coatzacoalcos durante los últimos cinco años de manera ininterrumpida está por verse.

Que sea gobernadora de Veracruz está cada vez más cabrón, aunque el ínclito Cuitláhuac vaya a desayunar a su lujosa mansión.

Vámonos en junio, propone Ebrard. ¿Y si mejor se van todos a la chingada en el 2024?

Según la Constitución, las corcholatas presidenciales deben renunciar hasta el mes de diciembre para poder participar en el proceso interno de sus partidos. El tema es que los dolores de parto iniciaron hace meses y podría haber un alumbramiento adelantado.

Por lo pronto, urgido de piso parejo, Marcelo Ebrard propuso tres condiciones a los otros aspirantes: uno, que se separen de sus cargos en julio próximo, el mismo día que el partido emita la convocatoria para el proceso interno, según para que haya “igualdad en las condiciones de los pretendientes”.

 Dos, que la encuesta esté grande y transparente; y tres, que haya debates y que los aspirantes se separen de sus cargos seis meses antes de lo que marca la ley. Pero ni la Sheinbaum ni Adan están “augusto” con la propuesta de Ebrard que hace rato se olvidó que es canciller y ya tiene todas las canicas en la elección presidencial.

Nadie va a renunciar a su sueldo, a la estructura, al cargo que les justifica recorrer el país, aunque la ley se los prohíba. La neta es que la decisión de “lopitos” está entre la chilanga y su paisano.

El otro problema es que “Donatello” Delgado, el gris dirigente nacional de Morena, pretende obligar a las corcholatas a firmar un acuerdo de que respetarán el resultado de la encuesta y que no harán “iris” sin importar cuál sea el resultado.

Delgado no los puede obligar a renunciar al derecho que la propia ley electoral les concede en sus derechos políticos. Y tampoco habrá disciplina si no hay un acuerdo real con el Presidente.

Ebrard quiere que se vayan en julio; la ley les obliga a que se vayan en diciembre; y cada vez es más probable que los mexicanos decidan en junio que todos se vayan a la chingada –el paraíso chiapaneco del Presidente- para nunca más volver.

La ratonera

Chucho Cuevas, el vocero de AMLO, se calentó porque la presidenta de la SCJN apagó el sahumerio para quemar incienso al Presidente durante la ceremonia del aniversario de la Constitución. Independencia es imparcialidad, les escupió en la cara la Ministro Presidente de la Corte.