Las divisiones, los disensos y las fracturas son comunes en todos los partidos políticos, no sólo en Morena.

Hoy, por ejemplo, al interior del PRI estatal existen al menos tres o cuatro grupos que no siempre están de acuerdo con las medidas marcadas por la dirigencia.

Lo mismo ocurre al interior del PRD veracruzano; a pesar de ser un partido débil, sin demasiada representación, es un hecho que ahí coexisten grupos perfectamente identificados. En Acción Nacional pasa igual; y tal vez la única excepción es Movimiento Ciudadano, donde todos bailan al son que toca la dirigencia nacional.

En Morena, sin embargo, esas diferencias son más evidentes, por el estruendoso tono utilizado por las partes.

No es un secreto que el único actor político de la 4T que se mueve sin la bendición del gobernador del estado es el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, ex presidente de la Mesa Directiva en la Cámara Baja, quien encontró en la promoción del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, el pandero que necesitaba para continuar sus recorridos por Veracruz.

Gutiérrez Luna ha sumado a su causa al presidente municipal de Poza Rica, Fernando “El Pulpo” Remes; y en la semana del 24 al 31 de enero sostuvo reuniones en Papantla, Pánuco, Tamiahua, Tuxpan, Misantla y Martínez de la Torre, para tener presencia en prácticamente todo el norte veracruzano.

Esa hiperactividad provoca urticaria a los inquilinos de Palacio; de otra forma no se explicaría la belicosa declaración del secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros, quien de forma reciente lanzó nuevos petardos verbales contra el legislador oriundo de Minatitlán, a quien calificó como ambicioso vulgar y payaso.

El titular de la Segob arremetió por enésima ocasión contra Gutiérrez Luna, a quien criticó por juntarse, dijo, “con lo más oscuro y los personajes más cuestionados de Veracruz”.

Eric Cisneros abrió un nuevo frente cuando sentenció que será candidato quien decida el pueblo y no quien diga el secretario de Gobernación.

La división morenista no sólo es evidente, sino irreconciliable; tanto el gobernador como el titular de la Segob han dejado claro que con Gutiérrez Luna, ni a la esquina; en tanto, el legislador minatitleco está decidido a seguir su marcha al 2024; y sin importar que tan bien o mal le vean en Palacio de Gobierno, no ha tocado al ejecutivo estatal o a sus funcionarios ni con el pétalo de una crítica.

Probablemente piensa que con el aval del secretario de Gobernación y con los lazos que ha tejido en sus recorridos por las regiones de la entidad es suficiente. Su apuesta, al parecer, es ubicarse en condiciones de competir por la gubernatura, si es que el barco de Rocío Nahle hace agua.

A fin de cuentas, la división interna ocurre en todos los partidos; es algo normal en la lucha por el poder y lo que se observa en Veracruz es reflejo del escenario nacional. La única duda es si Adán Augusto López dejará pasar las críticas a su presencia en la entidad y el golpeteo a su promotor, sin un manotazo en la mesa.

@luisromero85