En Europa y en todo el mundo son cada vez más las mujeres que se suman a la tendencia de no usar sostén para vivir con mayor libertad sus cuerpos y vestir las prendas que deseen.
Son cada vez más las mujeres, especialmente las más jóvenes, las que se suman a la tendencia de NO sujetador y sujetadores. Así lo muestra una encuesta realizada por IFOP/Xlovecam que se llevó a cabo para conocer los hábitos de las mujeres europeas respecto a este tema.
Esta tendencia comenzó en Francia a partir del confinamiento que fue necesario llevar adelante por la pandemia del Covid 19 y aún hasta el día de hoy se mantiene. Si bien en algún momento se creyó que sería una moda pasajera, los hechos demuestras que no es así.
No-bra en Francia
A partir de la necesidad de que cada persona se quedara dentro de su casa durante la época del confinamiento por la pandemia del Covid 19, las mujeres en Francia comenzaron a popularizar un movimiento conocido como no-bra para dejar de usar sostenes.
Esta tendencia comenzó a viralizarse especialmente entre mujeres jóvenes menores de 25 años y fue ampliándose hacia un público más grande, ganando lugar en la vida de mujeres de todas las edades.
Según la encuesta realizada por IFOP/Xlovecam hasta antes de la pandemia el porcentaje de mujeres jóvenes que usaba sostén en su vida cotidiana era tan solo del 4%, mientras que luego del confinamiento esa cifra ascendió a un 20%.
Usar sostén o no usar sostén: las nuevas tendencias
Este porcentaje disminuyó cuando se retomaron las actividades de manera habitual luego del confinamiento, pero de todas maneras generó un impacto en la sociedad y día a día son cada vez más las mujeres que prefieren no usar sostenes.
Sus fundamentos
De acuerdo con la teoría esbozada por François Kraus (IFOP), son dos los fundamentos principales que sostienen la tendencia del no sostén. En primer lugar, el movimiento feminista de esta quinta ola que alienta a la liberación del cuerpo femenino.
En segundo lugar, el positivismo corporal que invita a todas las personas a vivir su cuerpo de una manera más cómoda y libre, dejando de lado opresiones, prejuicios y mandatos hegemónicos.
Estos dos fundamentos atraviesan a toda la sociedad, incluyendo a todas las generaciones de mujeres, pero impactan principalmente en las mujeres más jóvenes, de entre 18 y 25 años aproximadamente.
La evolución del sostén
Los sostenes dentro de la moda femenina han tenido una gran historia y evolución que fue marcando distintos hitos en el rol de la mujer en las diferentes sociedades.
Los primeros sostenes fueron adoptados por las mujeres feministas en el siglo XX, oponiéndose al uso de lo que hasta ese momento había sido una de las prendas más icónicas del vestuario femenino: el corset.
Como símbolo de liberación del uso de esa prenda que tan opresora resultaba al cuerpo femenino, las mujeres revolucionarias de Francia decidieron adoptar el uso de sostenes como símbolo de su lucha.
La evolución de todas las conductas sociales y culturales está sujetas a los cambios históricos que producen los propios actores y agentes de cambio. Es así como en la actualidad, apenas 60 años después de la aceptación de los sostenes, las nuevas generaciones deciden olvidarse de ellos.
Evolución no es contradicción
Si tenemos en cuenta la evolución del movimiento feminista y de las sociedades, podemos ver como no resulta en absoluto contradictorio que las feministas actuales rechacen una de las incorporaciones que hicieron sus antecesoras.
Las mujeres feministas del siglo XX en Francia adoptaron el sostén para rechazar el corset y así liberar sus cuerpos, ganar en movimiento y en autonomía.
En la actualidad, muchas mujeres deciden desprenderse de la opresión que muchas veces supone en sus cuerpos el uso de sostenes para dejar de lado las conductas e imposiciones patriarcales de la sociedad.
Son cada vez más las mujeres que, en todo el mundo, eligen priorizar su comodidad y su bienestar dejando de lado las modas, las opresiones y los productos como los sostenes que muchas veces resultan incómodos al cuerpo.
Puede que a veces la evolución se vea como una contradicción, pero no es más que la comprensión de los hechos que alcanza nuevos destinos.
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