Por más de dos horas miles de xalapeños se olvidaron del tráfico, de la inflación y la inseguridad y disfrutaron del tradicional desfile navideño por las calles del centro histórico.
Muchos de los participantes, con disfraces de diablos, cristos, jarochos o jarochas, botargas, viejos, bailadores de danzón o duendes, pusieron sabor al paseo y por momentos, gracias al buen tiempo y la música, parecía que nos encontrábamos en un paseo del carnaval de Veracruz.
Las estrellas de la noche: las distintas Marching bands que existen en la capital y cuyo sonido y ambiente retumbó en todo el desfile.
Miles de burócratas también salieron a las calles para participar en el desfile, que contó con el apoyo de la mayor parte de las secretarías y dependencias del gobierno estatal, además de algunos municipios como Otatitlán, Juchique de Ferrer o Vega de Alatorre, que presentaron su carro alegórico y su comparsa, algunas bien elaboradas y otras de plano no.
El desfile salió en punto de las seis de la tarde del Teatro del Estado, tomó la avenida Ávila Camacho, Enríquez y Xalapeños Ilustres, para concluir a la altura de la iglesia de San José.
Desde temprana hora las calles aledañas fueron cerradas al tráfico y todavía pasadas las 20:30 horas el desfile continuaba por el rumbo de Xalapeños Ilustres.
A diferencia de otras ocasiones ahora si hubo buena organización, se logró que el desfile fluyera sin detenerse, evitando con ello espacios sin comparsas ni carros alegóricos.
En lo general el ambiente fue de fiesta en el centro histórico de la capital, lo que también se tradujo en derrama económica para el comercio establecido y el ambulante, que hubo mucho, mucho, mucho.
AVC