El mensaje que dio ayer Cuitláhuac García en el Congreso local antes de contestar las preguntas de los diputados, no pasa la prueba del ácido. Fue como el de la mayoría de sus colaboradores; un compendio de medias verdades, cifras cuestionables y mentiras flagrantes que aplaudieron de manera institucional los burócratas que llenaron el salón de sesiones. En media hora conté 19 salvas de aplausos.

A fuerza de tanto hablar Cuitláhuac ya conecta la lengua con el cerebro, al menos eso creo porque no dijo tantos dislates, aunque eso sí, se ha vuelto muy chorero.

Sobrado de soberbia y como si estuviera libre de culpa aventó la piedra: “¿Cómo creen que vamos a olvidar tanta transa? Año con año se los vamos a recordar, hasta que se haya pagado el ultimo peso de esa deuda ominosa. ¿Cómo olvidar que nos endeudaron por más de 30 años con más de 44 mil millones de pesos ante los bancos, si en el presente hay que pagar intereses que suman más de 4 mil millones de pesos al año?”

Y en efecto “los de antes” nos robaron, pero trabajaron y dejaron obras. Hoy ni lo uno ni lo otro, aunque lo primero (robar) sigue vigente.

“Se castiga a los partidos políticos con el voto, cuando la sociedad considera que no se están cumpliendo con los estándares que se prometen a esta, tiene la responsabilidad esta sociedad de retirar el apoyo popular a sus gobernantes”, le contestó el diputado del PRI, Marlon Ramírez Marín, que remató con una frase contundente que ojalá haya entendido el gobernador:

“Sólo le voy a repetir lo que les dije a mis compañeros diputados y diputadas el día que tomamos posesión en este Congreso: como los veo me vi, como me ven se verán”.

Contra lo que digan Cuitláhuac y sus adláteres, la 4T ha traído encono, división, desencanto, violencia, inseguridad y pobreza.

De lo poco sustantivo que dijo sobre las mujeres (y que aplaudió la concurrencia) fue que su gobierno invirtió 62 millones de pesos en apoyar a 12 mil 479 emprendedoras. Es decir, les dio la bicoca de 5 mil pesos a cada una. Pero de la violencia que sufren no dijo nada.

Cuando la diputada de Movimiento Ciudadano, Ruth Callejas Roldán le dijo que Veracruz ocupa el noveno lugar nacional en violencia familiar, el octavo en abuso sexual, el tercero en feminicidios y el segundo en secuestros, Cuitláhuac se fue por otro lado. Dijo que su gobierno y su partido sí valoran a mujeres ya que hay más mujeres en su gabinete que las que tuvieron sus antecesores, hay más en el Congreso, hay una presidenta del Poder Judicial y tienen “más alcaldesas que su partido que no tiene a ninguna”.

Lo que no dijo es que todas ellas son floreros, figuras decorativas que están a lo que se les ordene. Aunque no todas tienen ese privilegio; el resto de las veracruzanas está en la indefensión y siguen siendo golpeadas, violadas y asesinadas.

Por mucho que cacaraquee Cuitláhuac que en Veracruz no hay impunidad para quienes las violenten, el dato documentado dice que por cada 100 feminicidios que se cometen en la entidad las autoridades sólo resuelven dos.

Veracruz (y esto hay que repetirlo hasta que alguien haga caso), es una de las entidades más peligrosas para las mujeres y donde menos se les protege. Les quitaron los albergues y las dejaron a merced de quienes las violentan, lo que ha disparado los feminicidios.

Ruth Callejas dijo que en los últimos tres años no se le ha incrementado ni un peso al presupuesto del Instituto Veracruzano de las Mujeres, ni mucho menos a los programas que les daban protección contra la violencia.

Los señalamientos de la legisladora fueron ignorados por el gobernador que vio el cielo abierto cuando Ruth habló de las agresiones, persecución y asesinato de periodistas. “Como si nosotros los hubiéramos matado”, dijo y agregó: “Nos quieren hacer responsables por 18 periodistas que fueron (asesinados) en sexenios pasados. Pero la diferencia es que aquí en este gobierno se ha ido tras los agresores y se han puesto en la cárcel, porque el mensaje es: basta de agredir a los periodistas”.

Miente el señor.

Cuitláhuac pasará a la historia como el gobernador que más ha atacado, descalificado y ofendido a los periodistas. Y esas son formas de agresión. Más tarda Andrés Manuel en soltarles un mandarriazo, que Cuitláhuac en repetir el numerito.

Si en la entidad han sido asesinados 18 periodistas en los últimos años, otros 18 han sido ultimados sólo este año en distintas partes del país, (en el año más sangriento para los comunicadores) y Veracruz ha “cooperado” con cinco de esos asesinatos.

El graderío prorrumpió con el enésimo aplauso cuando Cuitláhuac le dijo a Ruth: “¿Cuál es el mensaje de su partido respecto a los periodistas?, guardar silencio porque uno de los agresores viene de su partido (Patricio de los Santos Rosas, regidor de Ixtaczoquitlán, acusado del asesinato del periodista Jacinto Romero) y está en la cárcel, y ustedes lo postularon para regidor y quedó como regidor. Ese es el doble discurso que ustedes mantienen y es el mismo doble discurso que intentan mantener en el tema de las mujeres”.

Inútil dialogar con un sujeto así, para el que las mujeres y los periodistas son poco menos que un cero a la izquierda.

¿Hay esperanza para las unas y para los otros? Quién sabe lector. Si la 4T repite en el 2024, la protección y seguridad para las mujeres y periodistas será lo que ha sido hasta hoy: letra muerta.

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