Los científicos han desarrollado las DSC para conseguir convertir la luz en energía eléctrica

La energía solar es una de las renovables en las que más se centra ahora mismo la industria, ya que consiguen su energía a través de la luz solar, un recurso que en nuestro país es muy aprovechable durante gran parte del año.

En relación a ello, las placas fotovoltaicas juegan un papel fundamental, aunque los científicos tratan de descifrar otras formas de conseguir este tipo de energía limpia. De hecho, nuevas investigaciones muestran el proceso para conseguir que cualquier superficie de cristal pueda convertirse en una placa solar.

Técnica de las células solares mesoscópicas sensibilizadas

Esto es gracias a lo que se conoce como células solares mesoscópicas sensibilizadas por colorante (DSC), también llamadas células Grätzel, que convierten la luz en electricidad a través de fotosensibilizadores. Así, recogen la luz e inyectan electrones en un conjunto de nanocristales de óxido que, después, se recogen como corriente eléctrica.

Este es el proceso que se explica en el estudio La preadsorción de ácido hidroxámico aumenta la eficiencia de las células solares cosensibilizadas, llevado a cabo y publicado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana, que indican que todo su proyecto tiene como objetivo generar energía moviendo electrones desde el fotosensibilizador hacia una salida eléctrica, como un dispositivo o una unidad de almacenamiento.

De hecho, estos DSC, que son transparentes, se fabrican con muy bajo coste y, además, se utilizan ya en tragaluces, invernaderos y fachadas de vidrio. Algunas versiones ligeras y flexibles de los DSC se comercializan también para la alimentación de dispositivos electrónicos portátiles, como pueden ser los auriculares sin cable.

Mejora de la eficiencia de conversión de energía

Por otro lado, también hay que saber que el equipo de científicos de la EPFL consiguieron mejorar los fotosensibilizadores para conseguir la formación de una capa de sensibilizador densamente empaquetada en el dióxido de titanio y, de este modo, mejorar la eficiencia de conversión de energía.

Así, se consiguió una eficiencia del 15,2% bajo luz solar simulada, con una estabilidad operativa a largo plazo de 500 horas. Al aumentar el área activa a 2,8 cm cuadrados, la eficiencia de conversión de energía pasó del 28,4% al 30,2% en una amplia gama de intensidades de luz ambiental junto con una estabilidad excepcional.

20minutos.es

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