Durante la vigilia, estamos a cada instante procesando pensamientos de forma consciente: planear qué hacer, reflexionar sobre lo que acabamos de ver, recordar un detalle del pasado… Sin embargo, este quehacer cerebral no es constante, sino que existen lapsos de tiempo en los que parece que nuestro «contenido» mental se ha esfumado o no somos conscientes de tener pensamientos concretos. Este fenómeno, conocido popularmente como «tener la mente en blanco», es relativamente poco conocido en el ámbito de la ciencia cognitiva. Las investigaciones centradas en este estado cerebral son escasas.

Ahora un reciente estudio, cuyos resultados se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, aporta nuevos datos sobre lo que ocurre en el cerebro cuando la mente se queda en blanco. Este estado, breve y pasajero, aparece de forma espontánea con poca frecuencia, en comparación con el tiempo que las personas dedican a tener pensamientos de forma consciente, y reaparece ocasionalmente a lo largo del tiempo. Además, se caracteriza por presentar una actividad cerebral característica, visible en las imágenes de resonancia magnética funcional (RMf, por sus siglas en castellano). Esta técnica, en la que se emplean potentes campos magnéticos, registra pequeños cambios en el flujo de sangre en las diferentes regiones del cerebro debido a su actividad.

Para la realización de la investigación, un equipo internacional de científicos analizó datos previos de un estudio en el que los participantes, sanos, pensaban de forma espontánea mientras se encontraban en un aparato de RMf. Así, los voluntarios informaban de cuáles eran sus experiencias cognitivas justo antes de que sonara un pitido. Durante esos momentos también se adquirían imágenes de la actividad de su cerebro. Entre estas experiencias se encontraban los pensamientos dependientes o independientes de estímulos, las percepciones del entorno y las ausencias mentales (mente en blanco).

Para profundizar en el estudio de esta actividad cerebral, los autores analizaron el conectoma funcional (los patrones de activación entre diferentes neuronas) a lo largo del tiempo mediante aprendizaje profundo. Con estos datos, era posible clasificar con una elevada precisión si alguien no tenía pensamientos conscientes. Los estados de mente en blanco se caracterizaban por una gran comunicación global entre distintas regiones cerebrales de forma simultánea

Este patrón de cerebro ultraconectado también se asociaba a una gran amplitud de la señal global de las imágenes de RMf con un nivel bajo de activación de la corteza cerebral. Los investigadores describen este estado mental como algo similar a estar en un sueño profundo, pero mientras se está despierto. De esta forma, los individuos con la mente en blanco no serían capaces de tener pensamientos conscientes porque el patrón de actividad cerebral en ese momento no permite que esto suceda.

En conclusión, los hallazgos del estudio confirman que las personas durante la vigilia pueden tener la mente en blanco y que esta no tiene por qué estar permanentemente ocupada por pensamientos conscientes o identificables. Sin embargo, aún son necesarios más investigaciones con diferentes métodos de análisis de la actividad cerebral para confirmar el patrón de conectividad descubierto los autores y para profundizar en los mecanismos que se encuentran detrás de este estado mental.

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