Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva, en colaboración con la iniciativa Milk Corona, ha demostrado que el virus SARS-CoV-2 altera la composición de la leche materna.
El estudio compara el contenido de compuestos de este alimento natural en madres enfermas, tanto con síntomas como sin ellos, con datos anteriores a la pandemia. Además, se ha estudiado cómo afecta la infección por COVID-19 a la composición de elementos químicos con funciones biológicas significativas como el selenio, zinc o cobre, entre otros.
Según ha indicado la Fundación Descubre en una nota de prensa, este equipo ha confirmado que estos cambios «están relacionados con los anticuerpos contra el virus que se transmiten al bebé mediante la lactancia».
De este modo, los estudios metabólicos consisten en el análisis de las reacciones químicas que se desarrollan en el organismo. Es decir, investiga cómo se comportan los distintos compuestos a lo largo de los procesos funcionales y estructurales en órganos, tejidos y células. Además, establecen relaciones entre posibles alteraciones que se puedan producir ante la aparición de otros agentes o sustancias que se incorporen en las distintas fases.
Así, el estudio señala que «cuando un virus actúa, las reacciones químicas en el organismo se alteran para dar respuesta a la amenaza». En relación al SARS-CoV-2, existen investigaciones metabólicas que determinan las modificaciones que se producen en suero y sangre.
Así, en el artículo ‘Metallomic and Untargeted Metabolomic Signatures of Human Milk from SARS-CoV-2 Positive Mothers’ de la revista Molecular Nutrition & Food Research los expertos presentan los resultados del primer estudio que se realiza en leche materna.
Por tanto, este primer trabajo que describe el perfil metabolómico y los niveles de elementos en muestras de leche materna en enfermas de Covid-19 y su comparación con controles pre pandémicos demuestra que SARS-CoV-2 afecta a la composición de nutrientes que llegan al bebé y se relaciona con las defensas contra la enfermedad. Además, analizan el impacto de la sintomatología del virus en diferentes etapas de lactancia.
Algunas de las conclusiones de este estudio confirman los datos obtenidos en los trabajos anteriores en sangre, como los referidos a la bajada en los niveles de selenio o cobalto ante la enfermedad. Sin embargo, en otros elementos, como el zinc o el cobre, las concentraciones halladas son contrarias a los resultados obtenidos en sangre o suero.
«En el caso del zinc, las cantidades en personas con COVID-19 son más bajas en sangre, pero más altas en la leche humana en comparación con las mujeres sanas. Es posible que esto suceda porque requieren más consumo de este elemento en el torrente sanguíneo para hacer frente al virus, pero no lo reducen en la secreción mamaria», ha indicado la investigadora de la Universidad de Huelva Tamara García Barrera, autora del artículo.
En este sentido, la autora ha detallado que la deficiencia de zinc se ha relacionado con complicaciones durante la enfermedad. En algunos casos, la suplementación con zinc «ha sido eficiente en el tratamiento de casos agudos de covid-19», por tanto, el hecho de encontrar niveles más altos de zinc en la leche materna «podría ser beneficioso para el recién nacido».
La respuesta del metabolismo al virus
Las muestras evaluadas en el trabajo provienen de un total de 54 personas. De ellas, 20 son de mujeres sanas anteriores a la pandemia, 18 de enfermas sintomáticas y 16 asintomáticas. Los resultados «no advierten diferencias significativas en estos dos últimos grupos en cuanto a la composición de elementos, pero sí en los metabolitos». Además, se han observado diferencias con respecto a las muestras de control en ambos casos.
Concretamente, el estudio revela que los elementos que se han detectado en concentración más baja en leche humana han sido el selenio, el níquel, el hierro, el cobre, el vanadio y el aluminio, mientras que el zinc, el titanio o el arsénico fue más alta.
En estudios anteriores, el aumento en los niveles de cobre en sangre se ha relacionado con la inflamación que se produce en las vías respiratorias durante la enfermedad. Por su parte, el selenio bajo se ha asociado con una mayor mortalidad en Covid-19.
«Conociendo la importancia de este elemento en el desarrollo neurológico del bebé, saber que la enfermedad reduce su concentración en la leche postula la necesidad de suplementar la dieta de madres enfermas para aumentar las cantidades que transfiere al recién nacido», ha añadido la investigadora.
Por otro lado, el trabajo incluye la relación de determinados elementos con la respuesta de anticuerpos contra Covid-19. Aunque se ha estudiado la posibilidad de contagio con la lactancia y la transmisión de anticuerpos al bebé, ahora los expertos abundan en las relaciones de ciertos compuestos con la presencia de las defensas.
Así, los investigadores han confirmado que «a mayor índice de anticuerpos más baja es la concentración de selenio, níquel y cobalto, mientras que las cantidades de cobre son más altas».
Además, los resultados concluyen que un total de nueve metabolitos, entre los que se encuentran el ácido úrico, un potente antioxidante, o el colesterol, necesario para la formación de hormonas, «estaban bajos en madres enfermas». Por su parte, otros once, como el ácido fosfórico, responsable de la regulación del pH, «se regula al alza en mujeres enfermas».
Los expertos proponen continuar sus estudios teniendo en cuenta la dieta de las madres y la posible acción que las vacunas hayan podido tener sobre la leche.
La iniciativa Milk Corona está compuesta por diferentes grupos de investigación y la participación de hospitales en todo territorio nacional que incluyen la Universidad de Huelva, el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC, Hospital Clínico Universitario de Valencia, Hospital Universitario Doctor Peset, Universidad de Barcelona, el Hospital Germans Trias i Pujol y el Institut de Recerca Sant Joan de Déu en Barcelona.
Los trabajos se han financiado mediante los proyectos ‘Estudio ómico y metaómico del efecto de los contaminantes a través del eje microbiota intestinal-cerebro. Del modelo animal al celular (Mamomics)’ del Ministerio de Ciencia e Innovación y ‘Especiación química, metabolómica y microbiota para el estudio de la interacción materno-infantil a través de la leche materna y otras muestras biológicas’ del programa operativo Feder de Andalucía y la Universidad de Huelva.
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