Desde hace meses, la Secretaría de Seguridad Pública parece ser una olla de estiércol: ‘tiras’ que asesinan detenidos en las mazmorras del cuartel de San José, polis que asaltan tráileres con mercancía en los límites con Puebla, mandos que mandan desaparecer y asesinar a sus propios ‘partners’. Ya de las cuotas impuestas por los jefes, de las extorsiones a ciudadanos inocentes para no ir al tambo y la colusión con el narco, mejor ni hablamos.

La SSP veracruzana tiene el hedor de la corrupción y la impunidad. Y lo peor, han empinado al gobernador del estado. Gracias a la excreta Secretaría que encabeza Hugo Gutiérrez Maldonado, el gobernador no deja de exhibir su ignorancia de lo que pasa en los sótanos de esa dependencia y las actividades delincuenciales que realizan sus muchachos. No le dan información suficiente ni a tiempo.

Por ejemplo, el escándalo de la desaparición de Alan Ciprián Canseco –confirmar su ejecución es cosa de tiempo-, quien hasta hace un mes la giraba como director de Operaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), un cargo clave en el organigrama. Resulta que la semana pasada apañaron a Juan Alan Cuetero Meza, quien cobraba como director de la Policía Vial, como presunto responsable. ¿Se llevan pesado los vatos!

¿Qué intereses hay en la SSP que un alto mando es capaz de mandar a desaparecer a otro, sin importar su cargo o cercanía con el mandatario y el Secretario? ¿Por quién o por cuáles organizaciones criminales está infiltrada?

Otro caso fue la detención de los tres polis veracruzanos presuntamente por participar en el robo de mercancía de un tráiler en los límites con Puebla. Y ante el follón, el gober prácticamente los sentenció en caliente. Ordenó la apertura de una indagatoria al interior de la SSP, así como la inhabilitación de los cuicos mientras se hacía la investigación.

Pero fue la propia Fiscalía General de la República (FGR) la que determinó que no habían participado en el robo, sino que estaban acordonando la zona. La neta es que la reacción de Cuitláhuac fue la correcta; lo hizo porque esa era la información qué tenía a la mano. Pero entonces, ¿ni siquiera pueden informarlo correctamente?

Nadie en su sano juicio pensaría que estos ‘tiros’ son responsabilidad del Gober. Incluso, ni siquiera que el Secretario tenga algo que ver. Lo que ha quedado en evidencia es que la policía está podrida, que no hay mando ni autoridad.

Pesa más la complicidad que la lealtad, dicen los clásicos. Y en este gobierno no ha sido la excepción. Lo que pasa en la Secretaría de Seguridad Pública ya le habría costado la cabeza a su titular de no ser los pactos de impunidad que hay dentro y fuera de la institución, del gobierno y hasta del estado. ¡He dicho!

Palo a la Cuenta Pública 2021: Cazarín

acusa ineficiencia y complicidad

Al parecer el ORFIS y su titular siguen haciendo agua y se han convertido en la puerta giratorio de decenas de alcaldes pillos que se fueron al agua con el presupuesto y que no tendrán que preocuparse por las consecuencias.

Del maese Gómez Cazarín –debe andar hiper mamón junto con la banda americanista- podrán decirse muchas cosas. Pero en efecto, ha puesto el dedo en la llaga de la ineficiencia del Órgano de Fiscalización y hasta de la mano negra que hay para limpiar las cuentas de los alcaldes, algo que ha sido la norma a lo largo de la vida del impoluto Orfis.

Los pliegos de observaciones del informe de Cuenta Pública 2021, en la mayoría de los casos, es de risa. Con eso de que se les está haciendo costumbre fiscalizar desde el escritorio o a través de despachos a modo, resulta que miles de millones de pesos en daños patrimonial o ejercicio indebido de los recursos públicos no se podrán recuperar, es más, ni siquiera se volverán a auditar.

Hasta ahora el ORFIS hace auditorías con muestras de apenas el 60%, por lo que el gato se le va al agua en muchísimos casos. Y cuando los alcaldes entrantes han puesto en evidencia y entregado pruebas de las cochinadas de sus antecesores, resulta que el ORFIS no las toma en cuenta porque la metodología no se los permite.

Ayer doña Delia reconoció que hay “problemas” con las auditorías a alcaldes, algo que ya sabían en el Congreso, excusa. De paso se amarró el dedo de que si los diputados rechazan el informe de la Cuenta Pública –con Cazarín a la cabeza- prescribirán faltas no graves y los funcionarios la librarán sin mayor trámite.

Pero, ¿si tan sólo hicieran bien su trabajo para evitar que los pongan en evidencia? Por lo pronto, el Congreso ya se la cantó al ORFIS: el informe de la Cuenta Pública 2021 nomás no pasará.

La ratonera

El Ejército derribará un millón 300 mil árboles para construir el aeropuerto de Tulum. El gobierno compró las tierras a ejidatarios mayas en 40 pesos el metro y ahorita cuesta mil pesos. Hay riesgo que se hunda por el sistema de cenotes. ¿No clausuraron el NAICM por lo mismo: desastre ecológico, despojo, corrupción y negocios inmobiliarios al amparo del poder? El chiquero es el mismo, sólo cambiamos de marranos.