A escasos dos años y tres meses de que concluya la administración gubernamental actual, que encabeza el ingeniero Cuitláhuac Jiménez García, ya deben estar planeando qué aspectos del trabajo realizado en el sexenio quedarán para la historia, cuál será el legado de la 4T en su primera administración sexenal en Veracruz.

Cada gobierno que pasa deja su huella plasmada en obras materiales, políticas o sociales, ¿cuál será la que le corresponda a Cuitláhuac dejar? con la  respuesta que  identifiquen todos los veracruzanos quienes llenos de orgullo podrían comentar: esto se logró gracias a la administración de la 4T que encabezó del 2018 al 2024 el joven ingeniero Cuitláhuac García Jiménez. Puede ser que deje al estado sin deudas, que la eficiente administración de los fondos públicos permitan pagar lo que heredaron de deuda y, como era antes hasta el gobierno de Miguel Alemán, dejen en caja un fondo para que el próximo gobierno tenga para enfrentar los gastos del fin de año; puede ser que el tren ligero de Xalapa, que prometió construir, lo veamos como el gran legado; que los festejos garnacheros de cada rancho se liguen a este sexenio que con tanto entusiasmo los alentó; a lo mejor las chapeadas de algunos cachitos de camellones que hizo, con un grupo de colaboradores, se recuerde como «aquí estuvo con su machete el gobernador”, o no sabemos qué diablos mencionar porque en realidad obras de gran calado, megaobras, no hay una sola.

Los malosos, los malquerientes, los ardidos, seguramente se irán por el lado de las estadísticas de homicidios dolosos, de masacres, de secuestros, de bandas de la delincuencia organizada que aprovecharon para venirse a instalar a Veracruz, de extorsionadores de esos que cobran derecho de piso y que van elevando sus exigencias al grado de que ya casi nos cobran por respirar, del montón giros negros que se ha abierto para el consumo de drogas como la mariguana, la cocaína y lo de moda, el fentanilo, quien sabe.

Aún están en tiempo de pensar con seriedad, sin la presencia ingrata y nefasta del homofóbico colaborador cercano al ejecutivo, para planear qué se podría hacer en el poco tiempo que les queda para que los veracruzanos los recuerden.