Frente a la última morada de la subdirectora de la escuela Adolfo Ruiz Cortines, Beatriz M.R., un joven llora y exclama: «Mi Bety, mi Bety, por qué mi Bety, no puedo, no puedo» y suelta su cuerpo sobre los brazos de dos mujeres y un hombre mayor que tratan de sostenerlo.
Alrededor de la última morada de Beatriz están sus familiares, amigos, amigas, compañeras, compañeros de la escuela en la que laboró por más de 30 años; todos lloran y cantan himnos del magisterio.
Más allá, se ven a hombres empleados de la funeraria que cargan una, dos, tres, cuatro, cinco, y más y más coronas con flores blancas que llegan y llegan en tres camionetas, en las que resalta el letrero en una de ellas que dice «Equipo Político», «SNTE».
Uno de los hermanos de la maestra Beatriz ofreció unas palabras para agradecer a los presentes su apoyo en estos últimos dos días.
«Por favor vamos a unirnos como sociedad y pensar que esto no vuelve volver a suceder. Hay justicia y yo creo que va a suceder» expresó
En silencio, con pasos lentos y ataviados de negro arribaron los familiares, amigos y amigas de la subdirectora de la escuela primaria “Adolfo Ruiz Cortines” Beatriz M. R., a quien le arrebataron la vida el miércoles, cuando llegaba a su centro de trabajo.
Al interior de la iglesia fue colocado el féretro de madera, y el sacerdote ha ofrecido palabras de consuelo a la familia, a su esposo, hijos, y nietos.
“Se quedan sentimientos, sentimientos que van quedando en nuestro caminar, pero no dejemos que los sentimientos adversos se aniden en nuestro corazón. El señor Jesús nos ha dicho sean misericordiosos y la misericordia es la actitud más pura del corazón humano. Vamos a pedirle a Dios que nos conceda la fortaleza necesaria y la luz en su presencia, estando preparados para cuando el señor nos llame a la vida eterna, junto con Elizabeth y todos los que han muerto en la fe en Cristo”, afirmó el sacerdote de la iglesia de María Madre ubicada en la calle Cempoala, del fraccionamiento Los Ángeles.
AVC/Verónica Huerta
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