Trabajar desde casa es una tendencia que ha sido catalizada por la pandemia de COVID-19. Gracias a los avances en las tecnologías de la información, el famoso ‘home office’ se ha convertido en una práctica común dentro de muchos sectores laborales. Como toda herramienta, su adopción no ha sido cosa fácil, sobre todo porque la pandemia, al tomarnos por sorpresa, nos obligó a improvisar al respecto. Sin embargo, a raíz de la misma se han llevado a cabo numerosos estudios y la evidencia es clara: trabajar desde casa tiene múltiples beneficios, no solo para los colaboradores, sino también para los empresarios y dueños de negocios.

En México, a partir de 2023 entrará en vigor la NOM-037, que tiene como objetivo “establecer las condiciones de seguridad y salud en el trabajo en los lugares en donde las personas teletrabajadoras realicen sus actividades, a fin de prevenir accidentes y enfermedades, así como promover un medioambiente seguro y saludable en el entorno en el que prestan sus servicios.” Se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 15 de julio del año en curso. Ahí se detallan tanto las obligaciones de los patrones como las de los trabajadores. 

La implementación del trabajo remoto llega en buen momento, ya que en 2020, según datos de la OCDE, los mexicanos fueron los que más horas trabajaron. Hoy en día se sabe que más horas trabajadas no se traduce en mayor productividad. A su vez, mayor productividad no necesariamente mejora la competitividad empresarial. Es por ello que la NOM-037 representa una gran oportunidad. A raíz de ella se pueden derivar diversas prácticas que mejoren el balance vida-trabajo de los colaboradores, la gestión de proyectos y la utilización de diferentes recursos.

Entre los beneficios para los trabajadores están:

  • Más opciones laborales, ya que no están limitados por su ubicación geográfica.
  • Evitar traslados largos, en especial en áreas metropolitanas de gran tamaño. Con esto ahorran tiempo que pueden ocupar en otras labores que contribuyan a su bienestar.
  • Menos gastos, tanto de transporte como de alimentación.
  • Mayor productividad, porque pueden trabajar al ritmo que ellos consideren necesario; también pueden hacerlo en diferentes entornos, evitando así caer en la rutina.
  • Reducción de accidentes de trabajo y similares al encontrarse en entornos más seguros y controlables. 
  • Menores niveles de estrés, ya que tienen una exposición menor al ruido y al bullicio medio-ambiental, tienen más autonomía en cuanto a sus actividades y espacio, entre otras cosas.
  • Mejor respuesta a emergencias personales.

Los empleadores/dueños de negocios pueden:

  • Tener mayor acceso a talento humano, porque pueden contratar a personas que viven en una ciudad distinta a donde se ubica físicamente la empresa.
  • Reducir sus gastos operativos, ya que no necesitarán tanto espacio físico para las actividades.
  • Mejorar la organización del trabajo porque están obligados a elaborar perfiles detallados de puesto con funciones específicas.
  • Contar con empleados más motivados y, por lo tanto, más productivos.
  • Monitorear el progreso del trabajo de forma más eficiente, ya sea mediante ‘software’ o formatos de gestión de proyectos electrónicos.
  • Hacer reuniones de trabajo más eficientes e incorporar a más colaboaradores en ellas, ya que plataformas como ‘Zoom’ o ‘Meet’ permiten que varias personas participen al mismo tiempo, a diferencia de los espacios físicos que en ocasiones son limitados.
  • Ver reducidos los días por enfermedad de los trabajadores, así como los accidentes de trabajo.

No siempre es fácil implementar cambios de esta magnitud. Cuando una nueva modalidad de trabajo nos obliga a modificar distintos hábitos a la vez, resulta incómodo, aunque tengamos claros los beneficios. La transición hacia el ‘home office’ debe ser gradual, pero inmediata. Se deben crear los sistemas e incentivos necesarios para que su adopción tenga poca resistencia.

Las empresas que se adaptan mejor a las tendencias socio-culturales y adoptan las tecnologías emergentes están en mejor posición para ser más competitivas. Trabajar desde casa es el mejor ejemplo de cómo una tendencia coge fuerza gracias al auge de las tecnologías de la información. Queda en los líderes de negocio y sus colaboradores crear una cultura de flexibilidad y adaptabilidad que les permita estar a la vanguardia. 

Las herramientas que creamos como sociedad deben, antes que permitirnos hacer más, hacerlo de forma más eficiente, sustentable y sostenible, beneficiando a todos los involucrados. En las últimas décadas, ha habido una obsesión por aumentar la producción de bienes y servicios, a costa de la salud y el bienestar de los trabajadores. En esta ocasión, el trabajo remoto parece ser la mejor opción para que se pueda lograr el objetivo de aumentar la productividad, sin descuidar el activo más importante: el capital humano