La etapa final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador comienza este 1 de septiembre, consideran analistas, justo al entregar su Cuarto Informe de Gobierno al Congreso de la Unión y emitir su mensaje con motivo del mismo; este día, se abre la recta final de ésta administración a la que el mandatario morenista llega con mayor respaldo ciudadano a diferencia de sus antecesores, con una sucesión presidencial en marcha y con varios pendientes, principalmente, en materia de seguridad y crecimiento económico.
En la víspera del informe de Gobierno, algunas encuestas como la del periódico Reforma reportaron que el presidente López Obrador goza de una aprobación de 61% y una desaprobación del 33%.
Otras mediciones, como la de Oraculus –que promedia los resultados de otras encuestas– coinciden, pues dan al político morenista 62% de aprobación, mientras que sus antecesores llegaron menos respaldados cuando estaban por iniciar la recta final de su administración: el priista Ernesto Zedillo contaba con el 59% del apoyo ciudadano; Vicente Fox tenía el 54%; Felipe Calderón contaba con el 58% y Enrique Peña Nieto apenas alcanzaba el 25%.
Para la politóloga de la Universidad Iberoamericana, Ivonne Acuña, la aprobación con la llega el presidente Andrés Manuel López Obrador al cierre de su administración lo dota de fortaleza, por lo que ahora se enfocará en cuidar lo construido y en dar cauce a la sucesión presidencial.
“En estos dos años que le sobran el presidente va a cuidar lo que ya hizo como las reformas que logró, sus obras de infraestructura, y encauzar lo que sigue que es la contienda por quién va a continuar con la cuarta transformación, lo que él inició y consolidar lo que pueda”, explica.
La seguridad, el principal pendiente
Expertos consultados por Expansión Política sostienen que a pesar de la falta de resultados en rubros como seguridad y economía, el presidente llega al cierre de su gobierno bien evaluado, lo que en algunos casos se explica a que los ciudadanos atribuyen a factores externos la situación en México, pero también a la eficaz comunicación del mandatario federal.
“Tenemos un presidente bien aprobado, pero una desgracia en la seguridad, debates contra el INE, ataques directos a ciertos actores, pero todo está a nivel de elite, de grupos de poder. A pesar de que subió la gasolina, y de la inflación no se le atribuye como responsabilidad de este gobierno, sino a factores externos como la guerra, al covid-19, por lo que la gente lo disculpa y lo sigue aprobando”, considera Mónica Montaño Reyes, profesora-investigadora en del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad de Guadalajara.
La aprobación del presidente López Obrador no se traduce en satisfacción con lo hecho en 45 meses de administración principalmente en materia de seguridad pública y en crecimiento económico. De acuerdo con la encuesta de Reforma, en materia de seguridad, 68% de los ciudadanos dijo que la violencia ha aumentado y el 53% consideró que en el último año la economía del país ha empeorado.
Víctor Hernández, coordinador del diplomado en Seguridad Nacional de la Ibero Puebla y miembro del Centro de Análisis e Investigación sobre Paz, Seguridad y Desarrollo Olof Palme, considera que este gobierno pasará a la historia por ser un fracaso en materia de seguridad pública porque a pesar de crear una corporación como la Guardia Nacional y facultar a los militares en tareas de seguridad no se logró pacificar al país, y este sexenio, además, se perfila, para ser el más violento de los últimos tiempos.
“Estamos en cifras muy altas de violencia, son cifras que no se habían visto, hay miles de desplazados internos, toques de queda, como si volviéramos a vivir la misma etapa de cuando empezó la Guerra contra el narco. Éste se perfila a ser el sexenio más violento, pero lo peor es que el presidente está convencido de que todo está funcionando y de que no hay que cambiar un ápice a la estrategia”, sostiene.
El objetivo de su administración era reducir el homicidio entre 30 y 50% en los tres primeros años , una meta que no solo no se alcanzó, sino que se ve incumplible aún al finalizar el sexenio. Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 31 de julio pasado suman 127,162 muertes violentas, de las que 123,550 fueron homicidios dolosos y 3,612 feminicidios. Esa cifra de muertes violentas, ya superó a las registradas en todo el sexenio de Felipe Calderón cuando se inició la llamada guerra contra el narcotráfico.
A las 17:00 horas en Palacio Nacional y rodeado de miembros de su gabinete, el presidente rendirá un informe de Gobierno, el número 15 en 45 meses de su administración en el que enlistará los avances de su sexenio como la construcción de obras, programas sociales, la reestructura del sistema de salud, combate a la corrupción, rubros en los que aún prevalecen grandes desafíos.
Sin embargo, el hartazgo que generaron gobiernos anteriores explica que los ciudadanos respalden esta administración, aún sin los resultados esperados, consideran los especialistas consultados.
“La llegada de Andrés Manuel se dio en el contexto de hartazgo hacia el gobierno de Peña Nieto, del PRI, del Pacto por México. López Obrador ha sacado provecho, por ejemplo con la reforma energética al PRI se pidió un plebiscito, pero no se quiso hacer y se aprobó de forma exprés, mientras que Andrés Manuel ha hecho consultas. Él le está hablando a ese público que recuerda el gobierno de Peña Nieto”, refiere Mónica Montaño.
Azucena Rojas, profesora de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey, considera que esta administración tiene aspectos positivos como en recaudación fiscal, aunque esos recursos se están yendo a programas sociales que no está comprobado que tenga un efecto en la disminución de desigualdades.
“Un presidente de izquierda no se vería como un gobernante que aumenta la recaudación, sin embargo, así lo ha hecho, ha mantenido un superávit, lo que ha permitido invertir en programas sociales, esos programas puede ser que es lo que atrae a todos aquellos que están aprobando su gestión”, refiere.
En materia económica, el presidente proyectaba un crecimiento económico de 4%, sin embargo, éste se ubica por debajo del 2%.
La sucesión presidencial
A la recta final de su gobierno, el presidente no llega opacado por la sucesión presidencial porque él mantiene el control en el relevo.
Así como López Obrador fue quien “destapo” a sus corcholatas, será el quien deberá el visto bueno al que será el segundo candidato de Morena en su historia, por lo que su ocaso llegará hasta el momento en que él lo decida.
“No hay en el espectro nacional un liderazgo como el suyo, por eso es que el presidente sigue fuerte hoy. No hay ni en la oposición ni en Morena, no es Marcelo Ebrard, no es Claudia Sheinbaum, son liderazgos fuertes, y con López Obrador pues ganan”, agrega Ivonne Acuña.
Los 27 meses venideros serán los últimos de la vida pública del presidente número 65 de la historia de México, quien ha asegurado que tras dejar la Presidencia de la República el 1 de octubre de 2024 se retirará de la vida pública y se enfocará a escribir un libro.
“No está en el ocaso, realmente él sigue teniendo todo el poder en sus manos. Los candidatos que se perfilan están cuidadosos en mostrar un acercamiento al presidente. Contrario a lo que esperamos faltando dos años, se esperaría el ocaso, pero él sabe como medir, cómo soltar, quien va a ser el sucesor, en qué momento. La figura de él como presidente tiene caídas y subidas, lo que evita esa sensación de ocaso de la figura presidencial”, refiere Rojas.
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