Cuando anduvo en campaña, Miguel Ángel Yunes Linares prometió lo que todos; bajar los índices de inseguridad y violencia. Pero fue más allá, dijo que diariamente informaría sobre esos flagelos para que la ciudadanía supiera qué tanto disminuían. Y así lo hizo por unos meses hasta que las matazones con su reguero de muertos lo obligaron a callarse.

Aunque sea ocioso hay que repetirlo para que no se olvide; si con Fidel Herrera comenzó la violenta pesadilla y con Javier Duarte se acentuó, con Yunes Linares se disparó a cifras nunca vistas, cifras que se quedaron cortas desde que la 4T llegó al poder en Veracruz.

En serio lector, yo no sé quién le dará al gobernador Cuitláhuac García los informes sobre los delitos de alto impacto porque lo está engañando como a un chiquillo.

A pesar de que se han disparado los homicidios dolosos, feminicidios, asaltos a mano armada y robos al transporte en el centro de la entidad, García Jiménez asegura que van a la baja.

¿Desfachatado el señor? Sí, pero además inocente porque todo el mundo lo engaña. Y ciego porque no quiere ver la realidad que está frente a sus ojos y es sangrienta.

Eso sí, hay que reconocer que nadie como él para el despiste y el dislate. “Yo les pido que no mientan -dijo a los reporteros-, la situación no es grave y las estadísticas dicen lo contrario”.

Si la situación no es grave ¿por qué las estadísticas dicen lo contrario? Seguramente porque no mienten, como tampoco lo hacen los reporteros que realizan una labor impecable al informar sobre los hechos delictivos cotidianos.

De los homicidios dolosos indicó: “Nosotros teníamos siete homicidios diarios en el estado, así lo dejaron, (ahora) el promedio es de dos. No es que no sucedan, pero ya son mucho menos. Y algo más importante, que ya no hay impunidad”.

Miente y va un dato que ojalá le refresque la memoria. De enero a junio de este año se registraron 654 asesinatos violentos lo que da un promedio de casi cinco asesinatos diarios. ¿De dónde saca que son dos al día? Y la impunidad no ha bajado un ápice; se padece a diario.

Veracruz sigue estando en el top ten en secuestros, feminicidios y asesinatos. Decir lo contrario como lo hace Cuitláhuac no es sólo mentir, sino hacer gala de una desvergüenza no vista en ningún otro gobernante veracruzano.

Desde Camerino Z. Mendoza donde asistió a una reunión de la Mesa de Seguridad, Cuitláhuac soltó otra mentira al manifestar que en su administración se ha logrado bajar el número de homicidios y secuestros, lo que le volvieron a desmentir las estadísticas. Las estadísticas serias, por supuesto.

Agregó que no hay quejas sobre otro flagelo: el robo al transporte. Pero desde Boca del Río el presidente de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga, José Ramón Medrano Ibarra, le respondió que las pérdidas por el robo a transportistas representan el 0.5% del PIB, lo que traducido a dinero son 92 mil millones de pesos al año.

Medrano Ibarra dijo que el 85 por ciento de los atracos a los transportistas son con violencia y que tres de los cinco tramos carreteros más peligrosos del país están en Veracruz: la autopista Orizaba-Veracruz, la autopista La Antigua-Veracruz y la autopista Sayula de Alemán-Córdoba-Veracruz.

Si esa no es una queja no sé cómo se llamará.

Cuando Yunes Linares se dio cuenta que la violencia lo había rebasado y que era más grave que en las administraciones de Fidel y Javier, tuvo la “decencia” (así entre comillas) de cerrar la boca, tantito para no espantar a los veracruzanos y un mucho para tapar el hecho de que en el renglón de la seguridad había resultado un fiasco.

Cuitláhuac García ha sido más cínico, deshonesto e indecente al asegurar que los delitos de alto impacto van a la baja, cuando eso está en las antípodas de ser verdad.

Su plan contra la inseguridad, si alguna vez lo tuvo, ha sido (junto con la generación de empleos, el abasto de medicamentos, las facilidades para invertir, el combate a la corrupción y la pobreza, los apoyos al campo, etc, etc, etc.) su más rotundo, sonoro, terminante y categórico fracaso.

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