En respuesta a la decisión de imponer por Decreto a un candidato a Gobernador de Veracruz que no tenga origen ni raíces –sólo intereses económicos y políticos- en nuestro estado, miles de ciudadanos hemos decidido fijar una posición muy firme al respecto: Veracruz debe ser para los veracruzanos. #Veracruzparalosveracruzanos.

Que Morena asuma que no cuenta entre sus militantes y simpatizantes con un veracruzano con la preparación, la experiencia y la capacidad suficiente para gobernar Veracruz no debe extrañarnos. Lo mismo le sucedió hace cuatro años y tuvieron que resolverlo, como hoy, con el dedazo presidencial.

Lo que es inadmisible y demencial es que pretendan imponer a un candidato a Gobernador, bajo el mismo criterio: que, entre los 8 millones de veracruzanos, no hay uno solo que cuente con los méritos suficientes para gobernar la entidad y que, por ello, tengan que hacer un uso faccioso de la Constitución para otorgarle la condición de veracruzano a alguien en particular.

La reforma que adiciona la fracción III al artículo 11 de la Constitución Política del Estado, sólo para establecer que también deben considerarse como veracruzanos a “las o los mexicanos nacidos fuera del territorio del estado, con hijos veracruzanos o con una residencia efectiva de cinco años en territorio veracruzano”, es un insulto, un acto de desprecio y arrogancia en contra de todos los veracruzanos.

Hace algunos años, un Gobernador de Veracruz se ufanaba que tenía tal control sobre del Congreso local, que sólo bastaba con desearlo para cambiarle el nombre al estado de Veracruz. Por supuesto, nunca siquiera lo intento; fue un desplante de egolatría. Con la deliberada reforma a la Constitución para cumplir una decisión personal del Presidente, confirman que, efectivamente, no son iguales, sino que son peores.

Por supuesto, no se trata de contravenir la Constitución federal y, menos aún, socavar el derecho de miles de veracruzanos que han venido de otras tierras a establecerse aquí, a generar trabajo y riqueza, a fundar una familia y a convertirse en parte de nuestra sociedad.

De hecho, más de la mitad de las entidades ya cuentan en las legislaciones locales con esta disposición, lo que ha permitido, por ejemplo, que el estado de Querétaro sea gobernador por un veracruzano, el empresario orizabeño Mauricio Kuri González, quien ha hecho toda su vida profesional y política en aquélla entidad que hoy gobierna.

Lo que es inadmisible que se cambie la Constitución en favor de una sola persona. Kuri González no necesitó de reformas para acreditar que tenía el legítimo derecho a gobernar Querétaro. Fue su vida y su trayectoria la que le dio la candidatura, no el capricho personal y el autoritarismo de una pobre clase política sin cuadros propios.

A Veracruz le sobran veracruzanos con la capacidad para gobernarlo. De gente que lo conoce y lo ama profundamente; que se ha formado en sus instituciones y ha recorrido cada palmo de su territorio; que por décadas ha aportado su trabajo y su talento. Veracruz cuenta con los perfiles adecuados para no necesitar de “extranjerismos” vergonzantes con historias políticas y de desempeño manchadas por la ineficacia y la corrupción.

Tal vez por su penosa ignorancia y desconocimiento de la historia no lo sepan, pero Veracruz ha sido la cuna de algunos de los más destacados políticos que ha tenido este país. De nuestra tierra surgieron dos Presidentes de la República, don Miguel Alemán Valdés (1946-1952) y don Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), quienes antes de llegar al cargo, también fueron gobernadores de Veracruz.

Todos conocen el pasaje de la historia de Veracruz, en la que el Presidente José López Portillo hablaba de un “localismo empobrecedor”, cuando se le planteó la posibilidad de que el candidato a Gobernador surgiera entre políticos locales que habrían hecho su carrera política en el estado y no venidos de la ciudad de México. Pero ni siquiera López Portillo se atrevió a imponer un candidato que no fuera veracruzano.

El Presidente López Obrador ha decidido endilgarle a Veracruz un “centralismo empobrecedor” mediante la imposición de sus incondicionales, utilizando a las instituciones como franquicias para usufructuar el poder político. Morena le ha perdido el respeto a Veracruz, convirtiéndolo en el botín de filibusteros.

Si Morena no contara con militantes con el perfil para gobernar, lo trataría de entender, sin embargo, cuenta con figuras experimentadas y con cartas credenciales suficientes para ello como Mónica Robles y Amado Cruz Malpica, ambos, por cierto, de Coatzacoalcos.

La puntita

Tiene razón Abel Magaña y su mojiganga: lo que le hacen a Veracruz es una mentada de madre.

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