Los gringos celebraron como locos que hayan apañado a Rafael Caro Quintero. El frenesí sólo tiene una explicación: fueron ellos y no el gobierno de México –quienes estuvieron flojitos y cooperando- quienes le echaron el guante al capo.
Hasta ahora, todos se preguntan lo mismo: ¿López Obrador se enteró del operativo durante su visita a Washington? ¿Por eso la desazón de la visita y el gesto incómodo del mandatario mexicano todo el tiempo? ¿Y la autonomía?
¿La intervención directa de la DEA habría sido para evitar que se repitiera un episodio similar a la captura e inmediata liberación de Ovidio Guzmán? ¿La información se habría compartido con el gobierno mexicano hasta que el operativo estaba listo, justo en el momento de la visita de Presidente López Obrador a Biden? ¿Qué más saben los gringos de los abrazos y no balazos del presidente mexicano?
¿Cómo explican que, desde el viernes en la noche, los gringos ya tenían todo listo: la solicitud para su extradición inmediata, el juicio que deberá enfrentar por los crímenes cometidos en ambos países e, incluso, una alerta de viajes ante posibles enfrentamientos por la captura? Son preguntas que hoy no harán en la mañanera. El Presidente debe seguir peído de que lo hayan llevado a Washington para decirle que no hiciera iris y que la DEA ya tenía ubicado a su principal enemigo.
Tan gallitos que andan, ¿dónde quedaron las corcholatas Adán Augusto López o Marcelo Ebrard? ¿Por qué cerraron la boca todos estos días, tan urgidos de hacer campaña? ¿Acaso los agarraron con los calzones en la mano?
Joana Bautista: el festín de las tribus
El escándalo de los videos y la exposición pública de la vida privada de una funcionaria pública no tendría mayor relevancia si no fuera porque los improvisados morenistas están haciendo uso de las instituciones para consumar sus venganzas personales. Es el festín de las tribus.
Según el Tribunal Electoral, Joana Bautista tiene razón. Le arrimaron el caballo gacho y ejercieron violencia de género en su contra. Por eso le ordenaron a la diputada panista Nora Jessica Lagunes Jáuregui y a su achichincle, José Alberto Velázquez Fajardo, que le bajaran de yemas y que no se volvieran a meter con la funcionaria del Poder Judicial.
¿Y quién creen que salió en defensa de la diputada panista? Pues ni más ni menos que… ¡¡todas las diputadas morenistas!! En un desplegado pagado por ya saben quién –cuyas iniciales son JJ de Juan Javier, G de Gómez y C de Cazarín-, rajaron en contra de la decisión del TEV y acusaron que el señalamiento en contra de la legisladora por Huatusco es “claramente improcedente”.
¿En serio se habrían atrevido las diputadas de Morena a firmar algo así sin la autorización o la instrucción de su coordinador parlamentario? Imposible.
La guerra de tripas que traen los morenistas se va a ver a fin de mes cuando designen a los delegados que irán a la Asamblea para elegir a la dirigencia estatal de Morena. Por lo pronto, ya corren ríos de dinero para comprar los votos que sean necesarios.
De la denuncia de Joana Bautista no pasará del escándalo mediático. A Nora Jessica la protegen el fuero y la sangre paterna.
Si el DX está grave, los demás ¡no amanecen!
El viernes pasado se supo lo que se confirmó el fin de semana: el buen Víctor Murguía deja la dirección del Diario de Xalapa. Se cierra un ciclo personal y del propio periódico de casi 40 años, en lo que parece ser el principio del fin. Si el Diario de Xalapa como medio impreso está grave, el resto nomás no amanece.
Víctor era el último de los mohicanos. De los que partieron la piedra con la que se construyó los cimientos del Diario de Xalapa. Lo vio todo: de la dirección y el poder absoluto de Rubén Pabello, hasta la incesante transición a partir de la ventadel periódico a la OEM.
Pasaron por la dirección Pepe Valencia, Sonia García y Omar Zúñiga, hasta que la revolución le hizo justicia a Víctor y lo hicieron director del periódico más importante del estado. Pero nunca vieron venir la transición tecnológica. A pesar de ser el periódico más poderoso de Veracruz, no invirtieron un centavo para evolucionar a lo digital; el destino los alcanzó.
Hasta ahora no se sabe quién será el nuevo director del Diario de Xalapa. Quién lo haga, se sacará la rifa del tigre y es posible que le toque la infausta tarea de darle cristiana sepultura al periódico que marcó toda una época en Veracruz.
El periodismo impreso agoniza. El periodismo digital está en crisis. Hoy los periodistas han sido sustituidos por influencers y tiktokeros analfabetas que sólo buscan entretener a una sociedad frívola y superficial.
Ya nadie pelea la nota de 8 columnas, la mejor entrevista o el reportaje que cimbre al poder. Hoy el reto es convertir la estupidez en un acontecimiento viral.