La primicia la dio el gobernador Cuitláhuac García al anunciar que había sido detenido uno los presuntos miembros “de la banda que asesinaron a dos mujeres en Cosoleacaque”. Y de inmediato hizo un reconocimiento a la Fiscalía General del Estado y su titular, Verónica Hernández Giandás. Bravo, bien por la señora.

Y al ratito…

“Qué creen, ese cuate no es el presunto” “¿Cómo que no es?” “No es… hubo una confusión. El chavo que encerramos estaba en Xalapa a la hora del doble asesinato”. “¿Y ora? ¿Qué procede?” “Pues reconocer que la cajeteamos” “Uta… ¿no se le pueden cargar las muertas como se hizo con Yuli Raquel?”. “No porque nos vamos a echar a toda la raza encima”. “Mmmta…”.

El 17 de mayo el gobierno estatal y la Fiscalía General del Estado anunciaron la captura de Antonio de Jesús “N” al que le clavaron el apodo de “El Mara”, y lo presentaron como presunto responsable del asesinato de las periodistas Yesenia Mollinedo y Johana García el 9 de mayo en Cosoleacaque. Al joven lo acusaron de ser un peligroso criminal y miembro de una banda delincuencial (peligrosa, por supuesto).

Amigos y familiares de Antonio se movieron rápido, organizaron una manifestación en el centro de Xalapa para protestar por su arbitraria detención. Los padres del joven dijeron que su hijo es un muchacho de bien que estudia en el Tec de Xalapa y trabaja como moto-repartidor para ayudar al sustento familiar.

A nada de esto hicieron caso las autoridades y seguramente Antonio seguiría viviendo una pesadilla, de no ser por un video donde se muestra que el día de los hechos estaba con otros compañeros esperando un pedido de comida para irlo a entregar.

Y se cayó el teatro.

Mediante un boletín la Fiscalía expresó: “La persona detenida por elementos de la Coordinación Nacional Antisecuestros (CONASE), tras validar su identidad y determinar que se trató de una homonimia, fue puesto en libertad de inmediato para evitar vulnerar sus derechos”.

Luego vino el clásico “discúlpanos chavo, aquí no pasó nada” acompañado del sello distintivo de la casa; buscar culpables. El gobernador se apresuró a declarar: “La Fiscalía pidió la disculpa correspondiente y nosotros también”, pero afirmó que la equivocación en la detención de Antonio la cometió la CONASE y no la dependencia de la señora Giadáns.

Ah caray, ¿qué hacía un organismo dedicado a evitar secuestros deteniendo a un presunto homicida?

Quién sabe, pero la historia tuvo su happy end.

Este miércoles Antonio de Jesús llegó acompañado de sus padres a Palacio de Gobierno donde se entrevistó con el gobernador Cuitláhuac García. ¿Cuál fue el motivo de la visita? “Agradecer su apoyo al gobernador” dijo el director de Política Regional, Héctor Ciprian.

Ah vaya, qué bien. Y a falta de boletín oficial imagino que las palabras de Antonio a Cuitláhuac fueron más o menos en este tenor: “Vengo agradecerle señor gobernador, por haberme exhibido como un peligroso asesino y por las afectuosas calentadas que recibí en la Fiscalía General del Estado durante las horas que permanecí encerrado. Detalles como esos se llevan para siempre grabados en el alma y el corazón. Gracias, muchas gracias, señor gobernador”.

Reitero lector, de no ser por el video, Antonio de Jesús ya habría sido condenado mínimo a dos años de prisión cautelar por un par de asesinatos que no cometió.

Viéndolo bien y despacio, ¿qué tendrá la fiscalía contra los repartidores de comida?

El 6 de noviembre de 2020 fue detenida en la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México, July Raquel “N” acusada de participar en el homicidio de María Guadalupe Martínez, rectora de la Universidad Valladolid de Xalapa. Una versión indica que la joven fue aprehendida al momento de entregar un pedido de comida en una dirección que alquilaron policías ministeriales de Veracruz.

A pesar del cúmulo de pruebas que avalan su inocencia, July Raquel fue condenada a 60 años de prisión por unas autoridades que prefirieron cometer una atroz injusticia, antes que reconocer que se equivocaron.

Esta vez les falló con Antonio de Jesús gracias a un video que evidenció que lo único que saben hacer el gobernador Cuitláhuac García y la fiscal Verónica Hernández Giadáns es el ridículo. Y lo saben hacer muy bien.

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