Raro pero cierto, cinco días después de que el presidente López Obrador saliera con su colosal barrabasada, ninguno de sus seguidores a ultranza, esos que le festejan absolutamente todo, ha salido a aplaudirlo, apoyarlo o al menos a justificarlo. Han callado como momias y con su silencio de alguna manera le están diciendo que ahora sí metió la pata.

¿Cuál fue la barrabasada? No creo que la ignores lector cuando la sabe el mundo: “Cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional pero también cuidamos a los integrantes de las bandas (delictivas); son seres humanos. Esta es una política distinta, completamente distinta”.

Curiosamente, quien pretendió defenderlo fue el periodista Leonardo Curzio: “Fue un desliz del presidente que seguramente rectificará mañana”. Pero López Obrador que no es de los que rectifican contestó: “No, fíjense que así pienso”.

Y como siempre se brincó todas las trancas: “Es un momento estelar en la vida pública de México. ¡Cómo vamos a querer que alguien pierda la vida! ¡Cómo vamos a estar en el fondo a favor de la Ley del Talión, del que a hierro mata a hierro muere, y el diente por diente y el ojo por ojo! Si a esas vamos, pues nos vamos a quedar chimuelos todos, o tuertos o ciegos”.

¿Cuidar a los delincuentes es un momento estelar en la vida del país? Ah bárbaro.

Qué gravísimo, pero sobre todo qué desilusionante mensaje del presidente a una sociedad que ha sido vilipendiada y ultrajada como pocas veces en su historia.

Cada uno de los 100 mil desaparecidos que se tienen registrados; cada uno de los 1004 feminicidios perpetrados el año anterior y cada uno de los 120 mil homicidios dolosos en lo que va de este sexenio, los cometieron criminales. ¿A ellos va a cuidar el Estado cuando debería perseguirlos y llevarlos ante un juez?

En un comentario que hace el escritor y periodista Armando Ortiz titulado: Adiós Jesús Malverde; bienvenido López Obrador, “el Santo patrono de los delincuentes”, señala: “Alabado sea el Señor, pues de aquí en adelante los violadores, secuestradores, asesinos, estafadores, ladrones, extorsionadores y cualquier tipo de delincuente tiene en el presidente López Obrador a un ángel de la guarda, un santo que los cuide y proteja para que nada les pase mientras están persiguiendo a las patrullas del Ejército, mientras están violando a las hijas de los mexicanos, mientras están asesinado a los hijos de la Cuarta Transformación”.

Y es verdad.

No sé de ningún presidente de otro país que se haya atrevido a tanto. Los hay que son ladrones y tienen tratos con criminales, pero guardan las formas y al menos simulan perseguirlos. Acá es otro rollo porque al ser defendidos por el Estado “estamos viviendo un momento estelar”.

Desde que hizo ese funesto comentario me he preguntado si Andrés Manuel aún desea pasar a la historia a lado de Juárez, Madero y Cárdenas, o si el poder ya le licuó el cerebro.

De acuerdo con su premisa bastará con que cualquier facineroso que haya cometido un delito y se vea rodeado de policías grite: “¡No disparen, soy delincuente!” para que de inmediato lo protejan y cuiden como ordena el presidente.

Quizá por eso sus corifeos, sus fieles y leales seguidores guardaron silencio. Saben que López Obrador anda pisando terrenos muy fangosos en los que invariablemente se va a embarrar. Pero también en una de esas se puede tropezar, se puede caer… y se puede hundir.

 Las prioridades de José Manuel para Tuxpan

El alcalde de Tuxpan, José Manuel Pozos Castro, tiene tres proyectos prioritarios para ese municipio. El primero es el puente de Tuxpan, del que este servidor tuvo la oportunidad de ver la maqueta y será una de las obras de mayor impacto para toda la zona norte del estado.

El segundo es solucionar el añejísimo problema del abasto de agua potable y en este sentido ya hay avances palpables. Son varias las colonias que disfrutan de este vital líquido luego de que padecieron de desabasto por generaciones.

Y el tercer proyecto es la construcción de un nuevo hospital regional. El actual nosocomio “Dr. Emilio Alcázar” ya dio lo que tenía que dar y resulta incluso un riesgo tanto para el personal médico como para los pacientes por su evidente falta de mantenimiento. Por generaciones ha recibido pacientes de 13 municipios y siempre ha estado saturado. Por todo lo anterior es necesario un nuevo hospital, del que nos dicen, ya se tiene el terreno e incluso el presupuesto.

Las tres obras son prioritarias para Tuxpan y si el alcalde Pozos Castro las lleva a buen término, se irá a los cuernos de la luna.

Veremos.

bernardogup@nullhotmail.com