El desplome de un tramo de la Línea 12 del Metro ensombreció desde hace un año la vida de 26 familias que perdieron a sus hijos e hijas, hermanos, hermanas, a los padres y madres, a esos seres queridos que el 3 de mayo de 2021 esperaban llegar a casa. Mario Alberto Bautista Sánchez fue uno de ellos.

Tenía grandes sueños, muchas aspiraciones y dos viajes en puerta, uno de ellos a Cuba con su padre José María Bautista Vázquez, el cual les hacía mucha ilusión. La otra salida del país sería a Estados Unidos por invitación de un amigo que estudió con él.

“Uno de los proyectos que teníamos mi hijo y yo era viajar a Cuba y eso cada año estaba latente, pero por razones de que entró a trabajar ya los tiempos no se nos dieron, pero sí se quedaron varios proyectos por ahí que no se pudieron concluir”, dijo José María Bautista Vázquez en entrevista con Excélsior.

Con 25 años que había cumplido apenas dos días antes de la tragedia fue una de las víctimas más jóvenes que murieron cuando parte de la estructura de la también llamada Línea Dorada cayó entre las estaciones Olivos y Tezonco al paso del tren en el que viajaba, a sólo unos cuántos kilómetros de llegar a su destino.

Esa noche se truncaron sus metas, pero hubo otras que sí pudo cumplir como la de ser maestro, la cual era una de sus pasiones. Mario Alberto se graduó como ingeniero en Sistemas Computacionales en el Tecnológico de Tláhuac y buscaba compartir sus conocimientos a través de clases amenas.

Lo logró en el Cetis 1, donde estudió la media superior, luego de recibir una llamada en la que lo invitaron a formar parte de la plantilla docente. Su forma de dar clases, su filosofía y la vocación por enseñar influyeron en sus alumnas, una de las cuales decidió estudiar la misma carrera que él y a quien también impactó la noticia de su muerte.

«Como era lo que le gustaba, dio clases mi hijo ahí en su misma escuela donde él estudió (…), todo lo que mi hijo quería lo pudo hacer, tuvo el chance de dar clases. Él decía que quería ser maestro y dio clases y era algo que a él le gustaba, yo le decía ‘no hijo, si estudiaste ¿cómo vas a dar clases?, ¿cómo vas a ser profesor?’, pero él decía ‘a mí me gusta dar clases’ y cuando tuvo la oportunidad no la desaprovechó”, recordó su padre.

Su pasión como profesor no sólo la puso en práctica en el aula, sino también en casa en donde ayudó a su hermana menor a estudiar para su examen de ingreso a la media superior. El resultado fue exitoso ya que se quedó en la escuela de su elección.

Este mes no sólo se cumple un año de su muerte, sino también un cumpleaños sin poder abrazarlo, festejarlo con un pequeño convivio y con su pastel como el año pasado en el cual Mario Alberto disfrutó cada momento, comió, cantó y bailó con su mamá.

 

Esta vez la cita el 1 de mayo fue en el Panteón Civil de San Lorenzo Tezonco frente a su tumba, donde varios arreglos florales fueron dispuestos no sólo por su familia, sino por amigos, compañeros de trabajo y sus alumnas que lo acompañaron en su cumpleaños 26.

“¡Felicidades! ¡Feliz cumpleaños! ¡TQM!”, fueron las frases en flores y el globo en la tumba de Mario Alberto que se llenó de música a través del mariachi que fue contratado para cantarle.

Foto: Excélsior

“Al estar al pie de su tumba no da uno crédito a lo que está uno viviendo. Ve uno sus fotografías y uno dice ‘no puede ser’. Apenas hace un año estuvo cantando con nosotros, bailando, riéndose, y ahora está inerte en esa tumba, sin poder abrazarlo, felicitarlo físicamente, es muy triste.

“Es algo que no hay palabras para describir el estar ahí celebrando su cumpleaños de mi hijo. Sí es muy fuerte, es volver a revivir aquella tragedia y pensar y decir ‘¿por qué a mi hijo si él estaba lleno de vida?’ Él tenía muchos planes, muchos proyectos sin cumplir. Sí es algo que no encuentro las palabras para decir esa sensación de soledad, de tristeza, de impotencia”, mencionó.

Afrontar la pérdida de Mario Alberto ha sido un proceso complicado para su familia, en especial para su mamá y hermanas. Sin embargo, a través de la unión y la ayuda mutua cuando alguno de los integrantes está decaído los ha hecho salir adelante.

“Extrañan mucho a su hermano, a su hijo, yo me he fortalecido y trato de fortalecer a mi esposa e hijas diciéndoles que tenemos que seguir adelante, tenemos que pensar que nuestro hijo ya no está físicamente con nosotros, pero que él siempre nos acompaña”.

Ese día su padre hubiera cambiado que Mario Alberto no abordara la Línea 12. De saber que sería el último día que lo vería con vida lo hubiera abrazado muy fuerte, besado y decirle cuán orgulloso estaba de él.

“Decirle que yo estoy muy orgulloso de él, que me había hecho tan feliz desde el día que él nació hasta estos momentos”, dijo y reconoció que la vida sigue su curso, pero que su hijo siempre estará presente en cada pensamiento y en cada recuerdo.

Durante este proceso de duelo, la familia de Mario Alberto ha recibido el acompañamiento y apoyo “incondicional” de la licenciada Esthela Damián Peralta, titular del DIF de la Ciudad de México, quien tras la tragedia fue asignada para dar atención al caso.

A un año de lo sucedido, aún quedan asuntos pendientes ya que no hay ningún detenido por las fallas en la construcción de la Línea 12 que, de acuerdo con las investigaciones, fue la razón por la que aquél 3 de mayo un tramo colapsara.

Por cuarta ocasión la audiencia fue pospuesta. Ayer 10 personas, entre ellas ocho exfuncionarios, serían imputados, por lo que la exigencia de la familia de Mario Alberto es que no se permitan “las artimañas” de los acusados para alargar el proceso.

«A estas alturas no hay imputados, no hay avance, ya es un año y no vemos claro. En las audiencias son muchas horas de estar sentados, con sueño, con hambre y no se termina la audiencia y la posponen, que dentro de 2, 3 meses. Nos da tristeza, impotencia”.

Memorial para víctimas de la L12 en Glorieta de la Palma en Reforma

Un memorial para las víctimas de la Línea 12 y para aquellos que murieron por el covid-19 es uno de los planteamientos de la familia de Mario Alberto. Para su padre, José María Bautista Vázquez el lugar idóneo sería en la Glorieta de la Palma como propuso un diputado por ser un lugar histórico.

“Yo le hago la petición a la jefa de Gobierno para que se lleve a cabo ese memorial en la Glorieta de la Palma para que nuestras víctimas, nuestros familiares no queden en el olvido y también sea un precedente de las cosas cuando no se hacen bien”, comentó.

Reconstrucción de la L12, la solución para evitar otra tragedia

Tras el colapso de un tramo de la Línea 12 del Metro y luego de estudios al viaducto elevado se determinó el reforzamiento de las columnas para su rehabilitación; sin embargo, para el padre de Mario Alberto la solución no sería esa sino la reconstrucción de todo el tramo elevado para garantizar que no se vuelva a repetir una tragedia como la que ocurrió hace un año.

“Ya se cobró con sangre el derecho de piso de esa línea y yo exhortaría a las autoridades, a la doctora Sheinbaum, a que esa línea no fue bien hecha y a mi forma de ver no habría cosa mejor que esa hubiera sido demolida y hacerla nuevamente.

Foto: Excélsior

“No sería justo que una vez más se repitiera un accidente de esta magnitud que a muchas familias nos dejó llenos de tristeza, de dolor, nos dejó enlutadas, así como los lesionados que desgraciadamente ya no podrán volver a hacer su vida como antes fue”.

Hoy hace un año que aquél accidente cambió por completo la vida de 26 familias que ese 3 de mayo corrieron a la llamada zona cero ante la noticia del desplome de la Línea 12 y la desesperación de no poder contactar a sus familiares.

Polvo, el vagón suspendido, el ruido de sirenas de ambulancias y patrullas, del bullicio de la gente que buscaba y no encontraba a ese ser querido, de propios y extraños que no creían que pudiera haberse desplomado la Línea 12 era el panorama en la avenida Tláhuac. Las familias corrían al hospital cercano a la zona para saber si ahí estaba su familiar. Ahí conocí al padre de Mario Alberto y a su esposa quienes con desesperación y esperanza buscaban a su hijo que regresaba de trabajar en Polanco.

El desenlace fue fatal, Mario Alberto, quien hace dos días festejaba su cumpleaños, fue una de las 26 personas que murieron cuando cayó aquél vagón en el que buscaban llegar a casa, pero ya jamás lo hicieron.

Excelsior

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