El señalamiento directo que hace la Comisión Estatal de Derechos Humanos del estado(CEDH) contra personal de la Secretaría de Gobierno y otras dependencias del Ejecutivo, quienes han cometido acosos sexuales en contra de trabajadoras burócratas del estado, es un asunto que debe atenderse pronto. El problema no es nuevo, pero si resultado de la frecuencia con que se cometen los ataques en contra de mujeres a quienes por el hecho de estar laborando dentro del aparato burocrático sus jefes sienten que les pertenecen, que pueden cometer cualquier tipo de abuso y deben aguantar porque está de por medio su permanencia en el trabajo.
Insistimos, no es que en otros tiempos no haya pasado, no, lo que sucede es que en la 4T esto cada vez es más frecuente y con un sentido de pertenencia de parte de quienes los cometen, como si las mujeres a las que agreden fueran simples objetos obligadas a soportar todo tipo de barbajanadas y atropellos porque “son los jefes”. Las quejas ciudadanas en este sentido abundan, y que una institución como es la CEDH se ocupe de hacer recomendaciones por este abuso quiere decir que el asunto está, definitivamente fuera de control, y que las mujeres, sobre todo las jóvenes, pasan momentos de terror en sus espacios de trabajo propiciados por los abusadores que lamentablemente cuentan con el apoyo del jefe para que las agredan sin que esto tenga consecuencias, como es el caso de las de la Secretaría de Gobierno, donde se nos informa se producen la mayor cantidad de agresiones. Nunca como hoy se había vivido un clima de tanta incertidumbre y temor entre la burocracia estatal.