Desde hace algún tiempo ya se había dado a conocer que los hongos emitían entre sí señales eléctricas que les servía como un medio de comunicación o conexión.
Lo anterior haciendo referencia como las conexiones que las neuronas crean entre sí para generar lo que ahora conocemos como sinapsis y que es una forma de comunicación entre ellas para lograr la transmisión de información en nuestro cerebro.
Ahora, un nuevo estudio ha encontrado la forma de traducir los picos de dichas señales eléctricas en una especie de lenguaje. Podríamos decir que han descubierto la forma en que los hongos «hablan» entre sí.
Casi como si fueran palabras en el método de comunicación hablada que usamos los humanos. Por lo tanto, podría decirse que han descubierto cómo hablan los hongos y hoy te revelamos cómo lo han podido realizar.
Estudio sobre el lenguaje de los hongos
El estudio publicado por The Royal Society Open Science recogió la actividad eléctrica de cuatro tipos de hongos: los hongos fantasma (Omphalotus nidiformis), los hongos Enoki (Flammulina velutipes), los hongos branquiales divididos (Schizophyllum commune) y los hongos oruga (Cordyceps militaris). Para ello, colocaron pequeños electrodos en las zonas que estos hongos habían colonizado.
Posteriormente, se registraron los picos de actividad y se dividieron en grupos, según la longitud y duración de cada pico. De este modo se establecieron patrones que podían considerarse prácticamente como palabras.
Los hongos branquiales, por ejemplo, eran los que componían las oraciones más complejas. No obstante, la longitud de cada palabra tenía un promedio de 5.97 grupos de picos, lo cual no dista de idiomas como el inglés, con 4.7, o el ruso, con 6.
Los investigadores creen que este lenguaje de los hongos podría servirles para alertar sobre posibles peligros o advertir de cambios en los recursos del medio.
¿Cómo se comunican los hongos?
Del mismo modo que las plantas cuentan con raíces que les ayudan a absorber nutrientes del suelo, los hongos tienen algo conocido como cordón micelar.
Lo anterior es un conjunto de filamentos que les ayudan a invadir las raíces y la madera de los árboles, así como a acceder a lugares alejados en busca de recursos.
Pero también se ha visto que esta red conecta a unos hongos con otros y les permite enviarse mensajes. Como si de neuronas se tratara, las señales eléctricas pasan a través de estos cordones, con un objetivo que aún no se conoce del todo.
Por eso, los autores del estudio que se acaba de publicar, procedentes de la Universidad del Oeste de Inglaterra, decidieron utilizar la bioinformática para intentar encontrar un lenguaje que diera sentido a todas esas señales. Y los resultados son de lo más curiosos.
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