Rosario Ibarra de Piedra, pionera en la defensa de los derechos humanos en México, falleció sin saber el destino de su hijo Jesús, cuya desaparición fue el detonante de su activismo.

María del Rosario Ibarra de la Garza, nacida en Saltillo, Coahuila, en 1927, fue una de las primeras personas en defender los derechos humanos, la paz y la democracia en el país.

Además de activista, incursionó en la política como diputada, senadora y asesora. También fue la primera mujer candidata a la Presidencia de la República en 1982 y 1988 por el ahora ya extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores.

En 1998, ante el triunfo de Carlos Salinas de Gortari como presidente de la República, se unió a voces como la de Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel Clouthier para reclamar el presunto fraude electoral.

Desaparición de Jesús Piedra, el momento decisivo

El punto de partida decisivo en la vida de Rosario Ibarra de Piedra fue la desaparición forzada de su hijo Jesús Piedra Ibarra.

Piedra Ibarra fue acusado de pertenecer al grupo guerrillero Liga 23 de septiembre, por lo que fue detenido de manera ilegal en Monterrey, en 1974, cuando contaba con 19 años de edad.

La detención del joven tuvo lugar tras el tras el asesinato del policía Guillermo Villarreal Valdez.

Rosario Ibarra comenzó un largo peregrinar para que el gobierno le diera información del paradero de su hijo, el cual sigue sin conocerse.

Las investigaciones señalan que Jesús Piedra habría sido uno de los múltiples desaparecidos por el Gobierno de México en las décadas de los 60 y 70; periodo conocido como la Guerra Sucia.

Desde el día de la desaparición de Jesús, Rosario Ibarra comenzó su búsqueda, la cual extendió y compartió con los padres y familiares de otros desaparecidos, creando en 1977 el Comité ¡Eureka!

El comité fue creado con el objetivo de exigir justicia y demandar el alto a la impunidad, por parte de las madres de desaparecidos por el Estado.

Desde 1977 hasta la fecha, el Comité ¡Eureka! ha logrado encontrar a más de 148 personas desaparecidas con vida, acuñando la frase emblema de la búsqueda de personas en el país “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”

Rosario Ibarra de Piedra encabezó diversas huelgas de hambre en las que pedía amnistía para los presos políticos y la presentación con vida de los desaparecidos.

En 1978, ante el constante activismo de Ibarra de Piedra, José López Portillo decidió promulgar la Ley de Amnistía, la cual puso en libertad a mil 500 presos políticos y permitió el regreso de 57 exiliados.

En 2012, con el impulso del Comité Eureka y el Colectivo Hijos México, abrió el Museo Casa de la Memoria Indómita para reivindicar a personas víctimas de desaparición forzada, y desaparecidos por motivos políticos.

Debido a su labor, Rosario Ibarra de Piedra fue candidata al Premio Nobel de la Paz en los años 1986, 1987, 1989 y 2006, mientras que en 2019 se le concedió la medalla al mérito cívico “Eduardo Neri, legisladores de 1913”.

Ese mismo año, el 23 de octubre, a 44 años de la desaparición de su hijo, el Pleno del Senado de la República aprobó otorgarle la Medalla de Honor Belisario Domínguez, como un justo reconocimiento por su ardua labor como activista y defensora de los derechos humanos por más de cuatro décadas.

Reporte Indigo

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