Desde antes de que Cuitláhuac García Jiménez tomara posesión como gobernador del estado, los morenos que se andaban acomodando en los cargos, peleando con todo por quedar en posiciones estratégicas para el saqueo, ya hablaban del siguiente sexenio, del que encabezaría la secretaria de Energía Rocío Nahle García, uno de los personajes más cercanos al presidente López Obrador. Erick Cisneros Burgos, el rudo secretario, así como el discreto pero eficiente ingeniero Amado Cruz Malpica, de los contados políticos de este gobierno, y todos los miembros de esos equipos proyectaban sus planes hacia el 24 cuando la ingeniera Nahle sucediera a Cuitláhuac, aunque su lugar de origen sea Zacatecas no Veracruz, pero como la 4T se pasa cualquier disposición legal por el arco del triunfo dan por hecho, como ella también, que será la candidata de Morena.

La tremenda influencia que ejerce la señora entre el equipo del gobierno cuitlahuista va más allá de una simple recomendación o una buena relación, con el editorial que publicó el maestro José Pablo Robles Martínez, en su Diario del Istmo, en el que habla de una disposición de la señora secretaria sobre las políticas de comunicación del gobierno en el sentido de dar de baja de los convenios o la compra de publicidad a todos los medios que publiquen asuntos relacionados con el diputado Sergio Gutiérrez Luna, el minatitleco que se desempeña como presidente del Congreso Federal, y que también aspira a convertirse en candidato al gobierno del estado por su partido Morena, nos damos cuenta que quien manda en Veracruz es ella, y que afila los cuchillos para arribar en el 24 con toda su manada de parientes para seguir saqueando las arcas del estado mediante la entrega de contratos millonarios, como el caso del joven Arturo Nahle Pascual, sobrino de la doña a quien ha estado beneficiando con contratos millonarios de la secretaría bajo su responsabilidad. La señora salió buena para el billete.