La salud es algo que debe importarnos a todos, como individuos y como sociedad. A nivel individual, es indispensable para alcanzar el bienestar. En el plano social, la salud está relacionada con mayores niveles de progreso social y competitividad económica.

A pesar de que la industria del bienestar está valuada en miles de millones de dólares y prácticamente todos los medios de comunicación cuentan con noticias, información y reportajes sobre el tema, aún existen muchas creencias erróneas al respecto y la salud es uno de los ámbitos más afectados por la desinformación. Es poco el progreso hasta ahora cuando se consultan los datos: muchas enfermedades van al alza, sobre todo las no transmisibles. El Estado gasta mucho dinero, pero la población sigue enferma. Los particulares obtienen cuantiosas ganancias, pero la gente no es más saludable que antes.

Muchas campañas de comunicación en salud no han tenido el efecto deseado sobre el comportamiento de la gente. Si bien estas han servido para crear conciencia alrededor de diversas temáticas, aún no existen las condiciones suficientes para que este mayor grado de conciencia derive en estilos de vida más saludables.

Lo primero y más importante que debemos entender sobre la salud es que se trata de una cuestión que depende de muchos factores, unos bajo nuestro control; otros, no tanto. El estilo de vida depende de diversos hábitos y diferentes actividades de nuestra vida cotidiana, y estos se ve impactados por muchísimas variables, algunas de las cuales incluso escapan a nuestra conciencia y comprensión.

En resumidas cuentas, la salud debe entenderse como algo relacionado con lo biológico, lo mental y lo socio-cultural. Los individuos somos resultado no solo de la suma de estos factores, sino también de su interacción. El cuerpo humano es un sistema complejo no lineal; es decir, difícil de predecir, inestable y en constante cambio. Un simple ajuste en ese sistema puede desencadenar un efecto de bola de nieve, para bien o para mal. Sin embargo, en la medida que nuestro conocimiento sobre este sistema se incremente, más fácil será diseñar intervenciones e implementar actividades que nos acerquen a estados más saludables.

A continuación, comparto 10 reflexiones básicas sobre salud que pueden ayudar como punto de partida:

  1. La salud es algo integral. Depende de las particularidades del individuo, su relación con otros, el entorno donde se desenvuelve y del medio ambiente que habita. Lo interno es inseparable de lo externo. En ese sentido, las enfermedades no son culpa únicamente de las personas. Recuperar la salud requiere del apoyo de familiares y amigos, de estructuras que fomenten su pleno desarrollo y de entornos que faciliten conductas saludables.
  2. La prevención debe volverse un negocio tan rentable como la curación. En el sector privado, será fundamental apoyar e impulsar emprendimientos que giren alrededor de productos y servicios que contribuyan a mantenerse saludable y prevenir enfermedades; aquellos que tengan que ver con alimentación, actividad física, socialización, etc. Dentro del sector público, será necesario incrementar el presupuesto designado a prevención de enfermedades y promoción de la salud, así como crear unidades/centros que se enfoquen exclusivamente en estas dos actividades. Asimismo, debe crecer la infraestructura social para la actividad física: parques, banquetas anchas, carriles ciclistas, centros deportivos, etc.
  3. La activación física no es un lujo o privilegio; es un requerimiento biológico. El sedentarismo lleva al deterioro de la mente y el cuerpo. Estamos hechos para movernos entre 9 y 14 kilómetros al día, lo que equivale a entre 12,000 y 15,000 pasos. Más de la mitad de la población mexicana es sedentaria. No es una cuestión de flojera; necesitamos crear condiciones que incentiven a que nos movamos más.
  4. Socializar y conectar son también necesidades innatas. Necesitamos sentirnos valorados, apreciados y comprendidos por otros. La interacción virtual jamás podrá sustituir a los encuentros cara a cara. Infraestructura social como museos, bibliotecas, reservas naturales, etc., juega un papel muy relevante para combatir la soledad. Realizar eventos de corte socio-cultural y darles una adecuada difusión también es una estrategia costo-efectiva.
  5. No hay ‘hacks’ (atajos) para la salud. El bienestar es un proceso que jamás culmina y que se compone de una serie de hábitos y actividades continuas. Los suplementos, por ejemplo, son una ayuda extra, así como las siestas, pero no pueden suplir, entonces, al comer adecuadamente y dormir lo suficiente.
  6. “Es más importante saber qué persona tiene la enfermedad que qué enfermedad tiene la persona”. Las emociones juegan un papel fundamental en nuestra salud. Las intervenciones médicas y de salud deben tener un enfoque más humanista, que comprenda que muchas enfermedades son consecuencia de problemas de otra índole. Hay que saber discernir entre síntoma y causa.
  7. El crimen y la violencia son un problema de salud pública. Estos tienen un impacto en los humanos a nivel biológico: los cambian profundamente y para siempre. Por lo tanto, el crimen y la violencia deben considerarse como una fuente de enfermedades de todo tipo.
  8. La ausencia de síntomas típicos de enfermedad no significa que uno esté sano o libre de riesgo. Es importante realizarse estudios de salud de forma periódica, sobretodo después de cumplir la mayoría de edad. Más aún si no se lleva un estilo de vida relativamente saludable.
  9. Sería más conveniente llamarles a los productos procesados “sustancias” y no “alimentos”. Muchos de estos productos están perfectamente diseñados para alterar nuestro sistema de recompensa del cerebro. Las grandes empresas invierten miles de millones de dólares al año en su desarrollo. Por tal motivo, sí es posible tener adicción a la comida. Comer compulsivamente no es algo que se pueda arreglar únicamente con fuerza de voluntad y auto-control. Requiere la intervención de un profesional.
  10. La falta de sueño y la soledad se han convertido en problemas de salud pública graves. Dormir menos de 6 horas está asociado con mayor riesgo de sobrepeso y obesidad, ansiedad, depresión, mala memoria, enfermedades neurodegenerativas, problemas metabólicos, etc. La soledad puede llegar a ser tan mala como fumar 15 cigarros al día, ya que produce inflamación sobre el sistema cardiovascular. Mi hipótesis es que las largas jornadas de trabajo y nuestro excesivo uso de dispositivos electrónicos han contribuido a que durmamos y socialicemos menos.

En conclusión, aunque la salud se ha convertido en tema de todos los días, aún queda mucho por hacer y aprender. Debemos primero cambiar ciertas percepciones, actitudes y creencias alrededor de este tema si queremos emprender transformaciones sustentables, sostenibles y duraderos. Definir correctamente las causas de un problema siempre será el primer paso y el más fundamental para erradicar dicho problema.