Rusia anunció hoy su decisión de retirarse de la Estación Espacial Internacional (EEI) ante la negativa de Occidente de eliminar las sanciones contra las empresas de la agencia espacial rusa Roscosmos. Con esta decisión, se pone en jaque la existencia de la enorme plataforma orbital, símbolo de la colaboración internacional por más de dos décadas.
“Presentaremos próximamente a la dirigencia del país las propuestas concretas de Roscosmos respecto a los plazos del cese de la cooperación, en el marco de la EEI con las entidades espaciales de EE. UU., Canadá, la UE y Japón”, declaró en Telegram Dmitri Rogozin, director general de Roscosmos.
Sin garantías para seguir en la EEI
Hasta hoy, el Gobierno ruso tenía previsto participar en la EEI hasta 2024, con la intención de lanzar después su propia estación y negociaba la posibilidad de continuar la colaboración hasta 2030, pero la repuesta recibida no agradó Roscosmos, que dejó en claro que la cuestión no es si continúa participando o no, sino cuándo se retira del proyecto.
Rogozin, que había presentado a sus colegas un ultimátum para levantar antes del 31 de marzo las sanciones impuestas a Rusia tras la ofensiva militar en Ucrania, comentó las respuestas que les dieron las agencias espaciales de EE. UU., Canadá y la UE.
“Bill Nelson (administrador de la NASA) afirma que continuarán interactuando con las correspondientes entidades federales y agencias de EE. UU. con el objetivo de mantener la cooperación en el marco de la EEI y su explotación, incluyendo cualquier cooperación necesaria del programa de la EEI con el apoyo” de las empresas sancionadas, explicó.
El jefe de Roscosmos indicó que la respuesta de Canadá era “un calco” de la estadounidense, y afirmó que el jefe de la Agencia Espacial Europea, Josef Aschbacher, “asumió el papel de cartero, al confirmar que no toma este tipo de decisiones y, por ello, redirigirá mi carta a los países miembros de la UE”.
“O sea, nos proponen esperar a que la burocracia de todos los 28 países accedan a leer la carta de Roscosmos. Para ese momento, o el burro estira la pata, o la EEI se muere por causas naturales”, lamentó.
Por ello, aseguró, la posición de las entidades occidentales es clara: “no retirarán las sanciones”.
Un proyecto espacial inviable sin Rusia
Rusia ha alertado reiteradamente que la estación, puesta en órbita en 1998 y diseñada para funcionar durante 15 años, requeriría ahora de una enorme inyección de dinero para su reparación, con el fin de evitar que se desintegre “en pedazos” antes de 2030.
Pero más allá de este hecho, que implicaría un enorme gasto de recursos para Moscú, la participación de Rusia en este proyecto es tan significativa que su retirada involucraría una sentencia de muerte para la EEI.
La propia NASA ha reconocido que cualquier intento de separar el segmento estadounidense del ruso “supondría importantes desafíos logísticos y de seguridad dada la multitud de conexiones externas e internas, la necesidad de controlar la inclinación y la altitud de la nave espacial y la interdependencia del software”.
Rogozin sostiene que es imposible controlar la EEI sin la participación de Rusia, ya que es el país responsable de la orientación de la estación y la previsión de colisiones peligrosas, además del suministro del combustible y cargamento.
Las correcciones de órbita de la plataforma orbital internacional y todas las propulsiones se hacen con los motores del módulo de servicio Zvezdá del segmento ruso o con las naves de carga Progress.
El fin de la cooperación significará, señaló Rogozin, un grave riesgo de una salida descontrolada de la estación de su órbita y una posible caída sobre el territorio de EE. UU., Europa u otros países.
“Existe la posibilidad de que esta estructura de 500 toneladas caiga sobre la India y China. ¿Quieres amenazarlas con esa perspectiva? La EEI no vuela sobre Rusia, por eso, todos los riesgos son suyos. ¿Están preparados para ello?”, advirtió.
Impacto de las sanciones
Conscientes de la importancia del papel de Rusia en la subsistencia y seguridad de la estación, “los socios occidentales insinúan que en realidad las sanciones respecto a los trabajos vinculados a la EEI no se aplicarán”, afirmó el jefe de Roscosmos, al comentar las respuestas de las agencias espaciales de EE. UU., Canadá y la UE.
“Considero esta situación inadmisible. Las sanciones de EE. UU., Canadá, la UE y Japón están dirigidas a bloquear el financiamiento económico y financiero, y las actividades productivas de nuestras empresas de altas tecnologías”, afirmó categórico.
El objetivo de las sanciones, denunció, es “destruir la economía de Rusia, someter a nuestro pueblo al desespero y el hambre, poner a nuestro país de rodillas”.
“Está claro que no lo van a lograr, pero las intenciones son evidentes. Por ello, considero que el restablecimiento de las relaciones normales entre los socios respecto a la EEI y otros proyectos conjuntos solo será posible tras el levantamiento total e incuestionable de las sanciones ilegales”, alertó.
EFE
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