Dos niños murieron ahogados en una gruta en el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, reportó el titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil, Óscar Valencia.

Los hechos ocurrieron la tarde de este domingo 3 de abril en el lugar conocido como el Ojo de Agua de Tolistoque, ubicado en la zona del Istmo de Tehuantepec.

En redes sociales se publicaron algunas imágenes del momento en que los bañistas pedían gritando que ayudaran a los pequeños de 8 y 10 años de edad, luego de observaron que no podrían salir del agua.

Cerca de las 15:20 horas, elementos del Heroico Cuerpo de Bomberos Oaxaca, subestación Juchitán, fueron alertados a través del servicio telefónico de emergencia, por lo que se trasladaron hasta el lugar ubicado entre las poblaciones de La Venta y La Ventosa.

Al llegar al lugar los menores ya no se encontraban en el lugar debido a que fueron trasladados en una ambulancia a un hospital cercano, sin embargo, los pequeños ya habían muerto.

De acuerdo con medios locales indicaron que la muerte de los niños se debió a que se alejaron de la orilla hasta llegar a la zona con mayor profundidad por lo que ya no pudieron salir.

Los asistentes al balneario se dieron cuenta de los esfuerzos de los niños por nadar y salvarse, pero no lo consiguieron.

Seis niños mueren calcinados en incendio de una casa en Oaxaca

Hace unos días, seis niños murieron calcinados mientras dormían en una vivienda localizada en la comunidad de Santiago Tilapa, en el municipio de Coicoyán de las Flores, Oaxaca.

La Fiscalía General del Estado de Oaxaca informó que por estos hechos inició la carpeta de investigación 10472/FMIX/JUXTLAHUACA/2022, por el delito de homicidio culposo y daños por incendio.

A través de un comunicado, la dependencia oaxaqueña indicó que las primeras diligencias revelaron que la causa del incendio fue accidental; sin embargo, “es deber de la FGEO realizar las indagatorias necesarias para esclarecer con prontitud este hecho”.

adn40

Conéctate con Formato7:

10 de abril: el principio del autogolpe de Estado | COLUMNA de Héctor Yunes