Después de las elecciones de junio pasado, Claudia Sheinbaum no sólo comenzó a gobernar la Ciudad de México con mano dura sino que también se ha venido posicionando como la única candidata presidencial del ala radical de Morena, cuyos ideólogos, líderes y gobernantes no están dispuestos a hacer concesiones a la oposición conservadora que más se opone a la Cuarta Transformación ni a los grupos internos moderados del partido obradorista identificados con el canciller Marcelo Ebrard y el senador Ricardo Monreal.

Por eso fue muy sintomático que este miércoles, desde Xalapa, donde gobierna Cuitláhuac García –uno de los gobernadores radicales de Morena aliados de Sheinbaum–, un grupo de diputados federales demandaran la expulsión del líder del Senado; mientras que este jueves, en la CDMX, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, del PAN-PRI-PRD, cuyo triunfo electoral del año pasado atribuyen los morenistas a la “traición” del zacatecano, fue vinculada a proceso por presuntas agresiones en contra de dos Policías Auxiliares de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, según el expediente que le inició en febrero pasado la Fiscalía capitalina.

Y aunque la Jefa de Gobierno se ha deslindado de este caso, al afirmar que se trata de un asunto meramente judicial y no político, los alcaldes de la oposición aseguran lo contrario.

El alcalde de Benito Juárez, Santiago Taboada, que también acudió ayer a los juzgados, acusó que el proceso penal contra Cuevas es una persecución política. “Queremos que Cuauhtémoc siga siendo gobernada precisamente por Sandra Cuevas, a la que eligieron por una amplia mayoría los vecinos de la Cuauhtémoc”, subrayó Taboada, quien estuvo acompañado de los alcaldes Mauricio Tabe, de Miguel Hidalgo; Adrián Ruvalcaba, de Cuajimalpa; Lía Limón, de Álvaro Obregón, y Luis Gerardo Quijano, de La Magdalena Contreras.

La embestida contra Monreal y sus aliados –otro más es José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado preso por homicidio desde diciembre de 2021 en el penal de Pacho Viejo, donde sigue recluido pese al amparo concedido la semana anterior por un juez federal– arreció no obstante que precisamente a finales del año pasado, la mayoría de los periódicos capitalinos publicaron una fotografía sobre una reunión que sostuvo Adán Augusto López, recién nombrado secretario de Gobernación, con Sheinbaum y el coordinador de los senadores de Morena, quien sobre dicho encuentro expresó que “nos reunimos con madurez política y altura de miras en torno al proyecto del presidente López Obrador”.

“Sin la unidad no habría posibilidades de mantener el rumbo de la transición política que vivimos. La unidad es indispensable. Sin apertura en Morena, habrá ruptura”, advirtió Monreal, quien entrevistado el domingo 26 de diciembre en San Luis Potosí, a donde acudió a la toma de posesión del nuevo gobernador Ricardo Gallardo, del PVEM, reiteró su aspiración presidencial: “Estoy preparado, estoy en la plenitud de mi lucidez, de mi inteligencia y de mi experiencia. Y creo que puedo profundizar el cambio y esta transición política que inició el presidente López Obrador. Puedo ser el mejor y el más auténtico continuador de este proceso democrático que está viviendo México”.

Pero el grupo de Sheinbaum no le perdona haber operado en contra en las elecciones de junio pasado, en las que Morena perdió 9 de las 16 alcaldías capitalinas, entre ellas la de Cuauhtémoc, la que el zacatecano gobernó del 1 de octubre de 2015 al 13 de diciembre de 2017. Además, Morena, que en 2018 había ganado 31 de las 33 diputaciones locales de mayoría relativa, ahora perdió 13 ante el bloque opositor PAN-PRI-PRD.

El endurecimiento de Sheinbaum, obviamente, no sólo es para afianzar su perfilada candidatura presidencial sino para debilitar desde ahora a los potenciales aliados de la oposición que pueden poner en riesgo su premeditado triunfo electoral