Recién, el presidente dijo que los abogados con más de diez años de experiencia en los gobiernos anteriores son gángsters y que, para la administración pública, era mejor contratar abogados recién egresados de la Facultad de Derecho por que salían con ilusiones de hacer justicia.

Se trató de otro penoso disparate surgido de su ignorancia, impotencia, rencores y mala cuna.

Da pena que el Presidente, no entienda lo que dice.

Miles de abogados hemos trabajado durante años en la administración pública y no somos gánsters.

Gánster, es quién vive del delito, piensa y actúa como delincuente y lo hace asociado con otros.

Lo es quién mata a un hermano y a un amigo a traición, como Usted, quién quema pozos para extorsionar simulando una protesta social y cobra por levantarla, como Usted, lo es quién toma calles por meses y las deja a cambio de dinero, como Usted, lo es quién encubre extorsionadores como a Bejarano o a Pío; lo es quién como Usted que, encubre para seguir traficando droga y financiando a Morena al nieto de la señora que va a visitar a Badiraguato; lo es por ser pelele del sátrapa violador y traficante, que lo usó para imponer a su hija como gobernadora en Guerrero.

Usted lo es, por traicionar los valores y compromisos con la izquierda que juró honrar.

¡Usted, sí es un gángster! y sus actos lo evidencian ante todos.

Notoriamente confunde quien es quien.

Es probable que su repudio a los abogados nació porqué lo persiguieron a ústed y a su familia por sus homicidios.

Posiblemente se explica porque a cada fechoría, le aparecen abogados que le persiguen y recriminan sus delitos.

Se comprende porque frente a cada ocurrencia, se siente impotente para convencer o para encontrar apoyo de abogados serios.

Su antipatía por los abogados, es análoga a la que sienten los delincuentes condenados que viven en prisiones.

Es obvio que no puede entenderse con Abogados serios.

La incongruencia e ignorancia del Presidente da lástima, produce vergüenza y explica la catástrofe jurídica en la administración pública de su gobierno fracasado, que da tumbos en cada decisión.

El presidente, es incongruente y puro hablador porque en ninguno de sus cargos nombró abogados recién egresados.

Tampoco ni antes ni ahora, se ha apoyado de abogados ilusos recién egresados.

Hay mala cuna en su comentario por ser insultante, por ofender sin conocer.

Una buena madre, desde la infancia enseña modales e impide que se infieran ofensas o insultos injustos.

El respeto generalmente se aprende con la educación materna y pervive con la educación ulterior.

Lástima, que no fue el caso.

Todos hubiéramos querido un presidente formado con valores éticos y de respeto desde la cuna.

La ocurrencia presidencial, exhibe una grotesca ignorancia por desconocer que en este noble oficio de la abogacía, la experiencia es un valor excepcionalmente importante.

Él simula no entender que seguir el consejo de inexpertos recién egresado para apostar en ellos la seguridad, el patrimonio, las relaciones familiares o libertades es sumamente arriesgado, poco menos que suicida con relación a esos temas.

¿Usted lo haría?.

Por supuesto que no.

Nadie sensato lo haría.

No lo ha hecho ni él por supuesto.

Observe la edad de los abogados que le ayudan.

¡Vaya incongruencia!

Cuando fuimos recién egresados, sabíamos clarísimamente que nos faltaba experiencia y que debíamos aprender de las duras lecciones que a diario nos daría nuestra profesión.

Lo supimos porque nos fue inculcado por maestros responsables de la abogacía.

Entendimos la delicada responsabilidad de ser depositario de la confianza que nos darían.

¿A quién quiere engañar el Presidente?.

Las cosas de quien vienen.

Es un pobre diablo.

Que vergüenza de presidente.

Carlos González
Abogado.