Una nueva prueba de ADN, desarrollada por investigadores del Instituto Garvan de Investigación Médica de Sidney y otros colaboradores de Australia, Reino Unido e Israel, ha demostrado que es posible identificar una serie de enfermedades genéticas neurológicas y neuromusculares difíciles de diagnosticar de forma más rápida y precisa que las pruebas existentes, reduciendo el diagnóstico de décadas a días, según publican en la revista ‘Science Advances’.

«Diagnosticamos correctamente a todos los pacientes con enfermedades ya conocidas, como la enfermedad de Huntington, el síndrome del cromosoma X frágil, las ataxias cerebelosas hereditarias, las distrofias miotónicas, las epilepsias mioclónicas y las enfermedades de las neuronas motoras, entre otras», asegura el doctor Ira Deveson, director de tecnologías genómicas del Instituto Garvan y autor principal del estudio.

Las enfermedades cubiertas por la prueba pertenecen a una clase de más de 50 enfermedades causadas por secuencias repetitivas de ADN inusualmente largas en los genes de una persona, conocidas como «trastornos de expansión de repeticiones cortas en tándem (STR)».

«Suelen ser difíciles de diagnosticar debido a los complejos síntomas que presentan los pacientes, a la difícil naturaleza de estas secuencias repetitivas y a las limitaciones de los métodos de análisis genéticos existentes», explica Deveson.

El estudio demuestra que la prueba es precisa y permite al equipo iniciar las validaciones para que la prueba esté disponible en los servicios de patología de todo el mundo.

John, un paciente que participó en el estudio, se dio cuenta por primera vez de que algo iba mal cuando experimentó problemas inusuales de equilibrio durante una clase de esquí. «Era muy preocupante tener síntomas que, a lo largo de los años, aumentaban en gravedad y pasar de ser activo y móvil a no poder caminar sin apoyo –explica–. Me hicieron una prueba tras otra durante más de diez años y no obtuve ninguna respuesta sobre lo que ocurría». Finalmente fue diagnosticado de una rara enfermedad genética llamada CANVAS, que afecta al cerebro.

«Fue reconfortante confirmar por fin mi diagnóstico genético, y es emocionante saber que, en un futuro próximo, otras personas con este tipo de enfermedades podrán obtener un diagnóstico más rápido que yo», asegura.

Para pacientes como John, la nueva prueba cambiará las reglas del juego y ayudará a poner fin a lo que a menudo puede ser una agotadora odisea diagnóstica», asegura el doctor Kishore Kumar, coautor del estudio y neurólogo clínico del Hospital Concord.

Los trastornos de expansión repetida se transmiten de padres a hijos, pueden poner en peligro la vida y, por lo general, conllevan daños musculares y nerviosos, así como otras complicaciones en todo el organismo.

Según el doctor Kumar, las pruebas genéticas actuales para detectar los trastornos de expansión pueden ser «un acierto y un error». Cuando los pacientes presentan síntomas, puede ser difícil saber cuál de estas más de 50 expansiones genéticas pueden tener, por lo que el médico debe decidir qué genes analizar en función de los síntomas de la persona y sus antecedentes familiares.

«Si la prueba resulta negativa, el paciente se queda sin respuestas. Estas pruebas pueden durar años sin encontrar los genes implicados en la enfermedad. Lo llamamos la «odisea del diagnóstico», y puede ser bastante estresante para los pacientes y sus familias», afirma.

«Esta nueva prueba revolucionará por completo la forma de diagnosticar estas enfermedades, ya que ahora podemos detectar todos los trastornos a la vez con una sola prueba de ADN y dar un diagnóstico genético claro, ayudando a los pacientes a evitar años de biopsias musculares o nerviosas innecesarias para enfermedades que no tienen, o tratamientos arriesgados que suprimen su sistema inmunológico», añade Kumar.

Aunque los trastornos de expansión repetida no pueden curarse, un diagnóstico más rápido puede ayudar a los médicos a identificar y tratar antes las complicaciones de la enfermedad, como los problemas cardíacos asociados a la ataxia de Friedreich.

Con una sola muestra de ADN, normalmente extraída de la sangre, la prueba funciona escaneando el genoma del paciente mediante una tecnología denominada secuenciación Nanopore.

«Hemos programado el dispositivo Nanopore para que se centre en los aproximadamente 40 genes que se sabe que están implicados en estos trastornos y para que lea las secuencias de ADN largas y repetidas que causan la enfermedad –explica–. Desenredando las dos cadenas de ADN y leyendo las secuencias de letras repetidas (combinaciones de A, T, G o C), podemos buscar repeticiones anormalmente largas dentro de los genes del paciente, que son las características de la enfermedad».

«Con una sola prueba, podemos buscar todas las secuencias de expansión de repeticiones conocidas que causan enfermedades y, potencialmente, descubrir nuevas secuencias que probablemente estén implicadas en enfermedades que aún no se han descrito», destaca Deveson.

«La tecnología Nanopore utilizada en la prueba es más pequeña y más barata que las pruebas estándar, lo que el equipo espera que facilite su incorporación a los laboratorios de patología. Con ella, el dispositivo de secuenciación genética se ha reducido del tamaño de un frigorífico al de una grapadora, y cuesta alrededor de 1.000 dólares (unos 900 euros), en comparación con los cientos de miles que se necesitan para las tecnologías de secuenciación de ADN habituales», afirma Deveson.

El equipo espera que su nueva tecnología se utilice en la práctica del diagnóstico en los próximos dos a cinco años. Uno de los pasos clave para alcanzar ese objetivo es conseguir la acreditación clínica adecuada para el método.

Una vez acreditada, la prueba también transformará la investigación de las enfermedades genéticas, afirma la doctora Gina Ravenscroft, coautora del estudio e investigadora de genética de enfermedades raras en el Instituto de Investigación Médica Harry Perkins.

«Los trastornos genéticos de inicio en la edad adulta no han recibido tanta atención en la investigación como los que aparecen en las primeras etapas de la vida –explica–. Al encontrar más personas con estas enfermedades raras de inicio en la edad adulta, y aquellas que pueden ser presintomáticas, podremos aprender más sobre toda una gama de enfermedades raras a través de estudios de cohorte, que de otra manera sería difícil de hacer».

infosalus.com

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