El presidente de las libertades, el que llevó a la izquierda hasta la Presidencia de la República, el amo de las manifestaciones y los bloqueos, el franquiciante del descontento social, la voz del pueblo, el considerado como la República misma, el hombre pueblo; una gigantesca máscara que se cae cada 8 de marzo.

¿Será pavor, ignorancia, mala asesoría? Cada año, desde que es presidente, López Obrador lanza dichos provocadores, insinuaciones y comparativas al movimiento feminista en días previos al 8 de marzo. Y cuando la crítica hacia él y su gobierno se hace por mujeres, Dresser o Aristegui por ejemplo, el tratamiento es similar.

Andrés Manuel López Obrador nació y creció en un México más machista que el de hoy, no tenemos idea de lo que atestiguó o vivió desde casa, en su formación como niño y adolescente; esas etapas son definitivas para que desde la adultez las personas aborden sus relaciones y perspectivas con las y los demás. Una pequeña muestra de sus expresiones basta para retratarlo de cuerpo, me refiero el desencuentro que tuvo con la Canciller de Panamá, Erika Mouynes, sobre la propuesta de mandar a Pedro Salmerón como embajador de México en aquel país centroamericano, con todo y los señalamientos públicos de acoso sexual hacia el historiador.

La politóloga y periodista Sabrina Bacal lo resume claramente: “Cada uno de los términos utilizados y cada uno de los argumentos utilizados dibujan a un machista de libro de texto. Hablar de que mujeres que han sido acosadas sexualmente por una persona que tenía una posición de poder, un profesor a unas alumnas, tiene que ser probado ante los tribunales, y como no hay denuncias, entonces no ocurrió a pesar de los cientos de denuncias, no denuncias legales pero quejas, y a pesar de la decisión que tomó la universidad. Hablar de eso como un linchamiento es no entender en este contexto quién es el victimario y quiénes son las víctimas. Es ponerse de lado del victimario”.

Y esa parece ser la constante, nadie puede ser más víctima que AMLO, él sufre a la derecha y el conservadurismo presente y pasado; lo grave es que su gabinete, aliados y aliadas en el servicio público replican esa visión y, peor aún, las mujeres cercanas a él a nivel político “callan como momias”. Un análisis de la Socióloga y Doctora en Ciencias Políticas y Sociales Daniela Cerva Cerna, publicado en un artículo de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, titulado La protesta feminista en México. La misoginia en el discurso institucional y en las redes sociodigitales; fundamenta lo que ya muchas personas están detectando en el presidente y su gobierno. (http://www.revistas.unam.mx/index.php/rmcpys/article/view/76434/67796)

Miren ustedes, parece cualquier “mañanera” de cualquier 8 de marzo: “el componente político de esta criminalización es el que se instaura principalmente a través de la construcción discursiva de las autoridades y su reproducción mediática, y ello funciona como un encuadre para la criminalización de la protesta, es decir, se retoman los repertorios de acción de las manifestaciones y se le da un tratamiento condenatorio, construyendo un conjunto de representaciones que identifican negativamente a quienes participan en esas protestas.”

Incluso, la autora describe cómo la polarización también le ha servido al discurso institucional, presidencial en este caso, dividiendo a la sociedad entre bondad y maldad desde la perspectiva mocha del titular del ejecutivo: “Analizando el contenido de los cuestionamientos a las protestas feministas podemos ver la construcción discursiva de un feminismo bueno y un feminismo malo, dirigido a desacreditar las demandas de las colectivas y sus protestas públicas. También se propaga la idea de complot hacia la administración gubernamental, pese a los sentidos reclamos de justicia frente a la violencia que se vive cotidianamente en el espacio público y doméstico”.

Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, pero ciega que la que no quiera ver; el feminismo y las manifestaciones de mujeres encierran en su palacio al pricipal inquilino, ese que prometió las puertas abiertas en ese lugar, ese al que cuida el publo bueno y no tendría guaruras ni troconas. Pero con todo y eso, él se defiende solo, pondera sus valores y ello lo mantiene como marido de medio siglo 20, no importa que sea machín, mientras te quiera, porque es honrado y madrugador. No importan los asesinatos diarios de mujeres y niñas, los abusos y violaciones, él está bien, y quien no le crea está en contra de su proyecto.