De forma reciente, la directora del Instituto de Pensiones del Estado, Daniela Griego Ceballos, presentó su informe de actividades correspondiente al ejercicio 2021. No hubo evento y tampoco difusión de los logros, debido a que lo impide la veda electoral, pero sobre todo a criterios de austeridad, aunque la información es de libre acceso y se encuentra en la página de internet del Instituto.

Lo destacable es un trabajo dividido en cuatro ejes: la estrategia para estabilizar el déficit de la dependencia; las tecnologías de la información para beneficiar a los derechohabientes; la administración moderna y eficaz; y el combate a la desconfianza hacia el reconocimiento social.

Durante la presente administración, el IPE dejó de ser una de las cajas chicas del Gobierno del Estado para convertirse en un instituto sólido, que poco a poco fortalece sus finanzas, recupera la cartera vencida, y trabaja en el incremento de su reserva técnica.

La importancia del Instituto radica en que se trata de la instancia que vela por garantizar el cumplimiento del pago de las pensiones, jubilaciones y prestaciones de los trabajadores al servicio del gobierno de Veracruz, de los ayuntamientos, del Congreso, la Legislatura y el Poder Judicial.

En ese contexto, destaca un aumento significativo en la recaudación del Instituto, a través de cuotas y aportaciones: en 2018, la diferencia entre ingresos y egresos arrojó un déficit superior a los 200 millones de pesos; pero a partir de 2019, con la actual administración, las finanzas del IPE registran cifras en negro: en 19 hubo un superávit de 378 millones; en 2020, de 672 millones; y en 2021, de 355 millones de pesos, en números redondos. Todo ello gracias a la mejora en la captación de recursos, y a la recuperación de adeudos, entre otros factores.

En pocas palabras, el IPE dejó de ser un organismo que gasta más dinero del que ingresa, para convertirse en un Instituto con finanzas sanas y fuertes. Ese, sin duda, es un importante logro, porque implica que se cuida el dinero de las pensiones de los trabajadores que cotizan en el sistema estatal.

Basta decir, por ejemplo, que desde 2019 a la fecha, la actual administración del IPE estableció convenios para recuperar la deuda de 42 ayuntamientos veracruzanos y que ese trabajo permitió el ingreso de casi 720 millones de pesos. Todo eso, sumado a una política de austeridad en el gasto, permite hablar de un superávit financiero.

No es todo; en el IPE se ha trabajado en el fortalecimiento de la reserva técnica, que pasó de mil 222 millones de pesos en 2018, a mil 698 millones en 2021, lo que significa que el paso del actual equipo del IPE ha logrado aumentar la reserva en más de 487 millones de pesos, más de 41 por ciento.

Por otra parte, el portafolio inmobiliario del IPE, 45 bienes entre edificios, estacionamientos, hoteles, cinemas, locales comerciales, predios y terrenos, tuvo un incremento en su avalúo, que pasó de 4 mil 511 millones a 5 mil 120 millones de pesos, gracias a que ahora sí se realizan inversiones para el cuidado, conservación y mantenimiento de esos espacios.

Lo importante, a fin de cuentas, es que al corte de 2021, cuando se encuentra a la mitad de un camino de 6 años, el equipo de Daniela Griego ha sabido responder a la encomienda, al incrementar la reserva técnica, al aumentar el avalúo de su portafolio inmobiliario, al recuperar adeudos, al superar el déficit financiero y al cubrir el pago de las pensiones a tiempo.

@luisromero85