“Los dos tienen cancha libre”, dijo Adán Augusto López cuando le preguntaron sobre las aspiraciones de Rocío Nahle y Sergio Gutiérrez a la gubernatura de Veracruz. Su interlocutor era Mario Delgado y revisaban las preferencias electorales, estado por estado.

De acuerdo al Secretario de Gobernación ambos tienen permiso de AMLO para mostrarse, pues de otra manera no lo harían. “Nadie hace algo sin que el Presidente lo sepa o autorice, pero la decisión sobre quién será parece haberla tomado ya”.

La idea de López Obrador, según me lo hacen saber, es que si las cosas les salen bien y ganan “la grande” en el 2024, uno de los dos acabaría llevando el gobierno de Veracruz, y otro se incrustaría en la primera línea del Gabinete presidencial. Ambos quedarían bien ubicados.

Sin embargo, la auténtica preocupación en Palacio Nacional al hablar de Veracruz radica en la oposición, en aquel o aquella que pudiera buscar arrebatar el poder en la segunda tierra de AMLO. Hablan de Julen Rementería, de un Yunes, o incluso de Anilú Ingram. “La preocupación existirá, solamente, en caso de que dejaran de pelearse y se organicen”.

El tema real en la Secretaría de Gobernación radica en buscar que Nahle y Gutiérrez eviten diferencias, pues podrían ser, eventualmente, aprovechadas por la oposición, en un panorama que aún (tanto a nivel nacional como estatal), se torna incierto, y en Palacio Nacional lo saben de sobra.

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