Un tatuaje con la forma de la corona de espinas que llevó Cristo el día de su muerte, y una borrosa fotografía en la que se apreciaba el mentón del rostro de un hombre, bastaron para que Aurea reconociera a su hermano Ricardo Guzmán Pérez desaparecido el 27 de octubre del 2011 en Xalapa.

Ahora la fotografía impresa enmarcada en colores rosa con morado que identifican al Colectivo Por la Paz Xalapa, que contiene el nombre de su hermano y la fecha de desaparición, quedará cómo un recuerdo vivo del calvario que Aurea y su familia vivieron por diez años para dar con su paradero.

Aunque el cuerpo sin vida de Ricardo apareció en un terreno baldío conocido como “El Boquerón” en el municipio de Banderilla en el 2010, los errores, omisiones y la falta de cumplimiento en los protocolos internacionales de inhumación de la Fiscalía General del Estado – en ese año bajo la administración del Procurador General de Veracruz Reynaldo Escobar Pérez, que renunció el 07 de octubre del 2011 para sustituirlo el priísta Amadeo Flores Espinosa- costaron tiempo, dinero, y miles de horas de angustia a una familia en búsqueda de su ser querido.

Posterior a cargo de la FGE estuvieron los fiscales, Luis Ángel Bravo Contreras, Jorge Winckler y ahora Verónica Hernández Giadáns.

En el año 2020, Aurea acudió con las madres del Colectivo Por La Paz a la dirección de Servicios Periciales para ver fotografías de cuerpos sin vida, de ropa, zapatos, cadenas, credenciales, y tarjetas bancarias entre otros objetos, cuando vio un rostro.

“La foto me llamó la atención, era borrosa la foto, pésima, pero reconocí su barbilla, pedía más fotos y ahí lo reconocí, ese fue el trago más amargo, el golpe más fuerte; ahí vimos la fotografía del brazo con un tatuaje de una corona de espinas. Han sido 10 años de dolor, no se lo merece nadie, desde hace 10 debieron decirme que tenían a mi hermano, son 10 años de omisión, más 6 meses que lo reconocí en foto, más 6 meses para entregarme el cuerpo”.

Este miércoles 19 de enero del 2022, la dirección de Servicios Periciales de la Fiscalía General del Estado (FGE) entregó el cadáver de Ricardo Guzmán que en vida, trabajaba cómo mesero en un restaurante del centro de Xalapa.

Aurea refiere “no tenemos conocimiento de quién se lo llevó, a estas alturas no me interesa saber, nunca busqué culpables, buscaba a mi hermano, tenía 33 años, dejó un hijo. Sólo queríamos encontrarlo, no queremos saber más”.

Eran las 14:00 horas del 27 de octubre del 2011, cuando Ricardo salió de su hogar a bordo de su motocicleta, iba vestido con el uniforme de mesero y se dirigía a su empleo, cuando una camioneta con hombres encapuchados lo interceptaron a plena luz del día en la calle Hortensia de la colonia Salud en esta ciudad, y se lo llevaron.

El 01 de noviembre del mismo año, a los cuatro días de que se lo llevaron fue localizado el cuerpo sin vida de Ricardo, y estuvo en la dirección de Servicios Periciales hasta el 2012, para después enviarlo a la fosa común del panteón municipal Palo Verde en Xalapa por 10 años.

“Nunca me notificaron a pesar de que hicimos una denuncia correspondiente al otro día de la desaparición, nos hicimos pruebas de ADN, dimos señas particulares, fotos y no nos dijeron. Si estoy molesta, las instituciones tenían que hacer su trabajo y no lo hicieron fueron 10 años de omisión, de búsqueda; después de 11 años recibo los restos, cuando lo pude haber tenido ese mismo año” afirmó.

Recordó que el 14 de julio del 2021 fue citada en el panteón Palo Verde, y ahí empleados de la Dirección Periciales extrajeron cadáver tras cadáver hasta que dieron con el de Ricardo.

“Se lo llevaron para analizarlo. Me dijo el director de Periciales que en un mes me daría la respuesta si lo habían encontrado, pero paso medio año más, y apenas ayer martes me dieron a conocer el dictamen. Hicieron muestras de ADN, de dentadura y determinaron que si es él” refirió.

La mujer asegura que su hermano era un hombre trabajador, sin antecedentes penales, y si “se hubiera dedicado a andar en malos pasos” no lo habría buscado.

“Sabemos bien que hace 10 años la situación en Xalapa estaba muy pesada, yo le diría a las personas que se lo llevaron que Dios los perdone, porque yo no sé si pueda, nos causaron mucho dolor” dijo.

Aurea pide darle vuelta a la hoja, y lo que más desea ahora es comenzar a vivir, porque han sido horas, días, semanas, meses y años de angustia, de búsqueda, y de pensar si su madre María Feliciana con edad de 73 años podría tener a Ricardo de nuevo.

“Necesito cerrar este capítulo, hay daño psicológico, necesito vivir. Mi angustia más grande era pensar: ¿Acaso mi mamá no va a volver a ver a su hijo? ¿No se le va a hacer tener a su hijo otra vez?” expresó Aurea

Antes de cerrar este capítulo en su vida, Aurea pide a los medios de comunicación difundir el siguiente mensaje dirigido a las familias con personas desaparecidas “No tengan miedo, busquen a su ser querido, no se cansen de buscarlos, acompáñense en algún colectivo, no los olviden, van ser años de lucha pero si pueden salir adelante, mitiguen su dolor, regrésenlos a casa”.

Entrevistada afuera de una funeraria localizada a un costado del Centro de Alta Especialidad (CAE) “Doctor Rafael Lucio”, la mujer refiere que por tratarse de una víctima de desaparición, por única vez la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención Integral a Víctimas (CEEAIV) le ofrecían un ataúd “de lata”, pero se negó a aceptarlo.

“Que me disculpen, no me quiero ver mal pero no quiero su ataúd de lata, no, cómo voy a enterrar a mi hermano en ese ataúd de lata. Yo voy a poner el resto del dinero son 2 mil pesos que voy a pagar más, pero que sea de madera para mi hermano, tanto años sin él, que le dé yo dignidad en su sepultura” indicó.

La familia viajará al municipio San Salvado El Seco en el estado de Puebla para dar sepultura a Ricardo, lugar dónde fue sepultado su padre que murió años antes de que se lo llevarán de la calle Hortensia en el 2010.

“El apoyo de la CEEAIV fue el ataúd de lata, y que nos ayuden a trasladar a mi hermano a El Seco, pero anteriormente no nos dieron ayuda de nada, de nada, todo lo pagamos nosotros, la búsqueda, las fotografías, todo lo pagamos nosotros y con el apoyo del Colectivo Por La Paz Xalapa, ellas las madres nos acompañaron en la búsqueda” finalizó.

AVC

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