Policías militares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), comisionados a la Guardia Nacional, ya controlan de manera total la seguridad de las carreteras federales y aeropuertos de doce estados del país, entre ellos Nuevo León, Jalisco y Guanajuato, y de forma parcial en cinco más, incluidos Puebla y Veracruz.

En las próximas semanas, también asumirán el control de las estaciones de vigilancia ubicadas en las autopistas del Valle de México, y antes de que acabe el primer semestre del año del resto de las vías federales del país.

Estos movimientos forman parte de una estrategia de cuatro fases, de la que ya se consumaron las dos primeras, cuyo objetivo es que la seguridad de las carreteras y aeropuertos del país – incluyendo la Ciudad de México – pase de manera exclusiva al personal militar de la Guardia Nacional, en relevo de los guardias civiles (expolicías federales) que se habían mantenido a cargo de esa tarea.

El plan diseñado por la Sedena, al que este medio tuvo acceso, contempla que para el cierre del primer semestre de 2022 se habrá contemplado dicho relevo en las 32 entidades con un total de 8 mil 500 efectivos castrenses.

“Nos están transfiriendo cada vez a menos estados. Lentamente nos están sacando de las calles. Pero antes nos piden y ahora exigen que capacitemos con cursos al vapor de 10 semanas a militares que a veces no saben ni manejar, que nunca han usado una computadora. y que son los que luego son los que nos van a desplazar de nuestros puestos”, dijo a Animal Político uno de los agentes federales de la GN transferido apenas la semana pasada.

De acuerdo con el plan y con los datos confirmados por elementos de esa corporación, hasta ahora son doce las entidades donde ya se ha consumado el relevo. La fase uno o primer escalón inició con Jalisco y Guanajuato, hacia donde se movilizaron aproximadamente a 400 efectivos militares de la GN.

La fase dos, que se completó en diciembre pasado, consistió en el relevo de los guardias civiles en ocho entidades: Chihuahua, Nuevo León, Chiapas, Oaxaca, Sinaloa, estado de México, Tlaxcala, Baja California Sur, Guerrero y Quintana Roo. Paralelamente, y como parte de la misma fase, se destinaron elementos para asumir parcialmente la seguridad en vías federales de Veracruz, Morelos, Tabasco, Puebla y Colima. Para todo ello se destinaron 2 mil 945 policías militares.

Actualmente está en marcha la fase tres. Esta contempla el adiestramiento de 3 mil 300 militares – que arrancó esta semana – con la finalidad de que a finales de marzo y principios de abril se lleven a cabo nuevos relevos en 63 estaciones de vigilancia carretera y 14 aeropuertos.

Entre esas estaciones se encuentran toda las que se ubican en las carreteras y autopistas federales ubicadas en el Valle de México y que desembocan en la capital del país y su zona conurbada. También las que se encuentran en los estados de Tamaulipas, Baja California, Durango, Zacatecas, Yucatán y Coahuila, así como las que falten de Puebla, Tabasco y Querétaro.

El cuarto escalón del plan de la Sedena iniciará el 21 de marzo con la fase de adiestramiento de 1 mil 951 policías militares, para que el 6 de junio se consume el último relevo en las 64 estaciones carreteras y 12 aeropuertos restantes, ubicados en Nayarit, Sonora, San Luis Potosí, Aguascalientes, Veracruz, colima, Campeche, Michoacán, Morelos e Hidalgo.

Esto significa, de acuerdo con autoridades federales, que para el cierre del primer semestre de este año el cien por ciento de las labores de seguridad en aeropuertos, autopistas y carreteras federales estará a cargo de los policías militares comisionados a la GN por la Defensa Nacional.

“Quieren echarnos”: guardias civiles acusan maltratos

De acuerdo con tres guardias civiles relevados por los policías militares, que accedieron a hablar con Animal Político bajo condición de anonimato (por temor a represalias), el desplazamiento de sus puestos de trabajo se está llevando a cabo sin que a ellos se les diga cual será su futuro en la corporación, y con procedimientos que vulneran sus derechos humanos.

Uno de estos elementos que estaba comisionado en el estado de Sinaloa, señala que el pasado 4 de enero recibió la orden de que tenía que presentarse a las 7:30 de la mañana en la instalación central de la corporación (denominada Contel) ubicada en la alcaldía Iztapalapa, en Ciudad de México.

Añade que tuvo que manejar durante toda la noche su vehículo particular para llegar a la capital a la hora de la mañana que se les indicó. Lo hizo al igual que otros 500 elementos aproximadamente que también fueron citados. Sin embargo, pasaron prácticamente todo el día afuera de la instalación sin que realmente se les diera ninguna instrucción.

Fue hasta las 11 de la noche cuando salieron a entregarles un oficio en el que se les indicaba su traslado al estado de Nayarit – donde aun no se realiza el relevo militar – pero sin ninguna otra indicación. Un oficio que los agentes señalan que se los pudieron haber mandado por correo electrónico.

“Estuve manejando mi vehículo toda la noche para llegar a la hora que nos citaron. Porque en este gobierno ya ni viáticos nos dan, ni hay traslados. Llegamos cansados y desvelados, pero nos dijeron que no sabían que hacer con nosotros. Nos tuvieron horas esperando para darnos un papel y fue todo”, indicó.

Los elementos dicen que nadie en la corporación les ha indicado que pasará cuando llegue el momento del relevo a los estados donde los están desplazando temporalmente. Algunos mandos con los que han hablado les han avisado que se lanzarán programas de retiro voluntario.

Otro de los agentes reveló que a algunos de ellos los están comisionando a las academias de Chihuahua y San Luis Potosí para que funjan como instructores de los policías militares que, posteriormente, son los que van a relevarlos.

“Quieren deshacerse de nosotros, de los civiles. Nos están retirando funciones. Porque además estos soldados no informan nada al mando civil, todo lo manejan entre ellos con sus propios mandos militares. Ellos siguen siendo soldados, no policías”, dijo otro de los agentes entrevistados.

Ordenan capacitaciones al vapor

El 12 de enero la Dirección General de Carreteras e Instalaciones de la Guardia Nacional envió un oficio firmado por el comisario General Jorge Alberto Terrazas a 21 coordinaciones estatales para que, de forma “urgente”, se designe a tres instructores con la finalidad de capacitar en cursos administrativos y operativos al personal militar que conforma la tercera fase de los relevos antes descritos.

En el documento se indicaba que a más tardar el 11 de enero – menos de 24 horas después de la recepción del oficio – cada coordinación debía enviar las listas de los guardias civiles que servirán de instructores, y que el 12 se tenía que presentar dicho personal en la Ciudad de México.

Un oficial civil de la Guardia Nacional que ha fungido como instructor en dichos cursos (y que también pidió reserva con su identidad), explicó que esta instrucción vino después de que ya no había voluntarios que quisieran dar dichos cursos.

“No solo es que nos pidieran capacitar a militares que luego se van a quedar con tu trabajo, sino que realmente las condiciones son muy difíciles. Te piden estar tres meses encerrado, sin descanso, y es hasta después de ese periodo que se ofrecen a darte 15 días de descanso. Es un desgaste terrible”, dijo el agente.

Los cursos, explica el instructor, se imparten en dos sedes: una es en la Academia Superior de la Policía Federal ubicada en San Luis Potosí, y comprende diez semanas del curso “gestión administrativa”, en donde se instruye a los elementos a manejar todos los equipos informáticos, la carga de los informes policiales, los requerimientos del sistema penal acusatorio, entre otros.

En la otra sede ubicada en Ciudad Juárez, Chihuahua, se imparten diez semanas del curso llamado “seguridad vial y atención especializada al autotransporte federal”, donde se da la capacitación operativa, desde saber como manejar los vehículos policiales hasta como actúa en una persecución, como atender un hecho de tránsito, las medidas permitidas en el autotransporte, entre otros.

El instructor detalla que se trata de “cursos al vapor” y que son absolutamente insuficientes para dar una preparación integral y adecuada, sobretodo si se toma en cuenta el bajo nivel académico y de habilidades con el que llegan los militares, casi en su totalidad soldados del menor escalafón.

“No te miento, de 650 elementos a los que yo capacité solo entre 35 y 40 habían prendido una computadora en su vida, y de ellos apenas 10 o 15 con un manejo suficiente. Son personas que vienen de zonas rurales del país, que se volvieron soldados porque no tenían otra opción, que aprendieron a leer y escribir en el Ejército pero que claramente no cumplen con el perfil para ser policías”, indicó el oficial.

Añade que en las capacitaciones operativas se han percatado que la mayoría de los soldados tampoco sabe conducir un vehículo. Eso significa que en el tiempo que dura la capacitación, antes de instruirlos en las exigencias de manejar un vehículo policial – en los distintos escenarios que ello conlleva como persecuciones a alta velocidad – primero hay que enseñarles – literalmente – a manejar. El tiempo para todo eso no alcanza.

Con esa preparación deficiente, explica el instructor, es como se están llevando a cabo los relevos en los distintos estados. Advierte que esto traerá consecuencias que se reflejarán con el paso de las semanas y meses.

“Los choques de las patrullas se están incrementando. A diario se están reportando percances. También han comenzado a caer las puestas disposición porque los militares prefieren no hacerlo porque no saben como y les da miedo cometer un error que se vuelva delito. Fácilmente estamos retrocediendo 30 o 40 años en seguridad pública con lo que está sucediendo”, indicó el guardia.

Animal Político/Arturo Angel

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