“Si eres neutral en situaciones de injusticia, es que has elegido el lado
opresor.” Desmond Tutu.
El consumo visto como sustituto del Paraíso, destruye la estabilidad social, una sociedad explotada y esclavizada por la cooptación del pensamiento en el imaginario colectivo, provocando en el consumista la impronta de encontrarse en Casi el Paraíso, como en la novela de Luis Spota, publicada en 1956, convirtiéndose la deuda desde ese instante en un infierno.
Spota, Aborda el retrato de una clase social que pretende esconder su mediocridad detrás de un lujo equivocado que les denota sensación de poder. Vertiginosos hechos de una sociedad apabullada por su mismo lenguaje y su condición desinhibida que les provoca impulsos que desembocan en déficit económico y social, oscilando constante y permanente entre la desesperación y la esperanza.
Antes del fin de éste 2021, similitudes de hechos suceden con la obra del escritor argentino Ernesto Sabato, “Antes del fin”, publicada en 1998. Tenía entonces, ochenta y seis años de edad; cuando los privilegiados como él, profundizan en el pensamiento de las vicisitudes y la condición humana. Sabato, describe en su obra, sobre su valor, su persistencia incorruptible, su pasión y su lucha ante las adversidades, su total entrega al arte y su permanente esperanza en los jóvenes: “A pesar de las atrocidades ya a la vista, el hombre avanza perforando los últimos intersticios donde se genera la vida.” Siendo el texto, un legado, un testamento espiritual, para provocar voluntades y templanza, fuerza en la mente y el pensamiento ante el desconcierto del hombre arrojado a una inestabilidad permanente, siempre esperanzado: “Extraviado en un mundo de túneles y pasillos, el hombre tiembla ante la imposibilidad de toda meta y el fracaso de todo encuentro.”
Pero, ¿quiénes escuchan a los hombres que nos advierten?, ¿a quienes nos descifran las condicionantes de la vida? Pocos son los que reciben y reconocen los destellos de luz que intentan que se visualice la realidad.
Clima de miedo, es el título de una serie de conferencias dictadas por el escritor nigeriano Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura 1986, que impartió en el año 2004, en el prestigioso ciclo de las Conferencias Reith, en Londres, abordando un rasgo fundamental de la política mundial contemporánea: “La creciente precariedad de las garantías democráticas y de los Derechos Humanos. Explora los dramas del combate entre el humanismo y la degradación.”
“Me remonto a finales de los años setenta cuando, en el Instituto de Artes Contemporáneas de Londres, impartí una conferencia titulada “Climas de Arte”. Al presentar la conferencia, reconocí lo siguiente: El título es deliberado, por supuesto. Su objeto es provocar una serie de mecanismos asociativos…con el fin de que “Clima de miedo”, “Clima de terror”, etcétera, afloren a la mente sin un gran esfuerzo consciente”.
“Mi punto de partida, mi preocupación principal en aquel tiempo, era el destino de las artes-y de los artistas- bajo el creciente comercio de la dictadura y la gobernación por medio de una dieta forzosa de miedo, sobre todo en el continente africano. Detenciones arbitrarias. Desapariciones. La tortura como regla y no como excepción. Hasta la manipulación cínica del procedimiento judicial que hacía que un disidente político se encontrase en lo que cabría describir como un banquillo giratorio sin salida, una pesadilla Kafkiana que no tenía fin, excepto, quizás, en el extremo de una soga, por un crimen del cual el acusado incluso podía no tener la menor idea.”
“Cuando pronuncié aquella conferencia, Nigeria, mi clientela política más cercana, aún no se había recuperado de la impresión que causó el fusilamiento de tres jóvenes de conformidad con un decreto retroactivo: dicho de otro modo, el crimen del que fueron declarados culpables- tráfico de drogas- no se castigaba con la muerte cuando lo cometieron. Ese asesinato desafiante tenía un propósito: infundir miedo a la población mediante el desprecio deliberado de los más elementales principios de justicia.”
“Lo que estaba sucediendo en el continente africano en aquellos violentos años setenta y ochenta encontró eco, tal vez con ferocidad aún mayor, en América, donde palabras que denotaban peligro, como “desaparecidos”, “escuadrones de la muerte derechistas”, “grupos parapoliciales patrocinados por el gobierno”, etcétera, adquirieron notoriedad internacional: Nicaragua, Chile, Argentina, Panamá, Irán bajo la Savak, o la Sudáfrica del apartheid bajo el Bureau of State Security. De modo casi uniforme el miedo era una cadena de montaje dirigida por el Estado…”
Sintácticas
De la obra de Ryszard Kapuscinski, El Emperador:
Los cortesanos de todas las épocas experimentan una grande e imperiosa necesidad: hablar para no decir nada. (Stendhal: Racine y Shakespeare)
Y yendo tras la nada en nada se tornaron (Jeremías 2,5)
Si tiene ganas podrá usted llegar a ser un descubridor. Podrá convertirse en un Colón, en un Magallanes o en un Livingston. Pero dudo mucho de que tenga ganas. Semejantes excursiones son peligrosas y usted no está loco.
Un año después de la revuelta en Godjam- que al mostrar la cara atrozmente implacable del vulgo, conmocionó a palacio y metió el miedo en el cuerpo a los altos dignatarios…y no sólo a ellos porque también a los siervos de bajo rango –me ocurrió una desgracia personal particularmente dolorosa, pues mi hijo Hailu, en aquellos años angustiosos estudiante de universidad, empezó a pensar…
¡Mejor Año 2022!
Un cuento de Navidad. Charles Dickens: