El algodón es uno de los cultivos comerciales más importantes de Bangladesh, cuya industria textil emplea directamente a más de cuatro millones de personas. Sin embargo, el tamaño promedio de la tierra cultivable en aquel país es de menos de una hectárea por agricultor, sometiéndose a uso intensivo; para cubrir la demanda, se requiere levantar tres cosechas al año, algo que no es posible con las variedades de semillas tradicionales, puesto que tardan mucho en crecer. Debido a la falta de un suministro interno y de alta calidad de semillas, la industria del algodón en aquel país depende actualmente de importaciones.

Para agravar la situación, la alteración de la estación seca y la estación de los monzones por el cambio climático hace que el algodón de Bangladesh sea particularmente vulnerable, y la falta de un suministro de agua estable durante todo el año ha causado enormes pérdidas en los rendimientos. De esta manera, el desarrollo de variedades que sean tolerantes al clima extremo y que crezcan a un ritmo más rápido es de vital importancia para el empobrecido país.

Súper semillas

La solución a la que han recurrido es el fitomejoramiento con energía nuclear, un proceso de exposición de semillas de plantas, injertos, retoños u otro material de plantación a la radiación, como rayos X o rayos gamma. La irradiación inducida provoca cambios en el ADN, imitando el proceso natural de mutaciones espontáneas y crea diversidad y variación genética en la población de algodón. Luego, las plantas individuales seleccionadas se multiplican y se examinan en laboratorio para determinar sus características. Aquellas que exhiben los rasgos deseados se continúan cultivando y multiplicándose para que puedan distribuirse a los agricultores de todo el país.

La irradiación de semillas de algodón con rayos gamma en los laboratorios de la Junta de Desarrollo del Algodón de Bangladesh permitió el desarrollo de una variedad conocida como CDB Tula 1, que es de alto rendimiento, tolerante a la sequía y resistente a enfermedades, mientras que produce una tercera cosecha por año gracias a su madurez más corta y su falta de sensibilidad a la duración de la luz del día. Su creación se ha llevado a cabo en menos de cinco años, un tercio del tiempo que normalmente se tarda en desarrollar nuevas variedades utilizando métodos tradicionales.

Aplicado desde la década de 1930, el mejoramiento por mutación genera variaciones genéticas aleatorias que dan como resultado plantas mutantes con rasgos nuevos y útiles. La reproducción por mutaciones ha demostrado ser más rentable y rápida que la reproducción convencional, ya que ayuda a crear numerosas variaciones genéticas nuevas para una selección más amplia. Al comenzar con las denominadas “variedades de élite” para inducir la variación genética, el tiempo para introducir rasgos adicionales preferidos por los agricultores y desarrollar nuevas variedades se reduce significativamente.

El mejoramiento por mutaciones, en el caso de cultivos autopolinizados (capaces de fecundar sus flores con su propio polen) que se diseminan por semillas, se basa en la autofertilización – o autofecundación – de mutantes hasta que el carácter deseado inducido se expresa de manera estable en generaciones mutantes avanzadas. A menudo, el retrocruzamiento (cruce de un descendiente híbrido) con el genotipo original no mutado (parte de la secuencia de ADN de una célula que determina su característica específica) es necesario para conservar sus características favorables.

Mutantes a la orden

La reproducción por mutaciones tiene muchas ventajas: es rentable y rápida, respetuosa con el medio ambiente y no es peligrosa. Actualmente, más de 3,200 variedades mutantes, incluidos numerosos cultivos, plantas ornamentales y árboles, de más de 210 especies de plantas en 70 países son de uso comercial.

Ante la crisis climática, el Ministerio de Agricultura de Bangladesh ha colaborado en los últimos años con la Organización Internacional para la Energía Atómica (OIEA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para desarrollar estas nuevas variedades de algodón que sean más productivas y tengan mejor calidad de fibra.

La nueva variedad de algodón CDB Tula 1 se está plantando actualmente en 13 localidades diferentes en Bangladesh y más de 1,000 agricultores reciben capacitación sobre el procedimiento de plantación.

elciudadano.com

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